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BOLETIN IEEE 4

245 códigos axiológicos de Occidente (la fuente de toda la tecnología a día de hoy), transparentes para el usuario y que entran de esa manera subrepticia y naturalmente. Norberto Bobbio cita críticamente las vías de progreso a las que sirve la guerra y señala el progreso moral al promover algunas virtudes, el progreso cívico, como hacen las filosofías de progreso (el darwinismo entre otras) o bien, señala recordando a Spencer, que la guerra sirve al progreso técnico33. Schmitt recoge la idea de que: «A través del desplazamiento del centro de referencia, se constituye un nuevo terreno de lucha. El nuevo centro, por principio considerado neutral, se desarrolla de inmediato con nueva intensidad la contraposición de los hombres y de los intereses… la humanidad europea migra a continuación de un campo de batalla a un terreno neutral y, continuamente el terreno neutral apenas conquistado vuelve a transformarse, de inmediato en campo de batalla. Ni siquiera la cientificidad natural podrá traer la paz; las guerras de religión se transforman en las guerras nacionales del siglo XIX, determinadas todavía a medias por motivos culturales y a medias por motivos económicos, y por último simplemente por motivos económicos, y al final simplemente se convierten en las guerras económicas…» si bien «de ningún importante descubrimiento técnico es posible prever cuáles serán sus objetivas influencias políticas»34. Aunque la ciencia surja de la búsqueda de la verdad, está dotada, al decir de Spengler, de una inquebrantable voluntad de poder. Así, uno de los elementos característicos de los totalitarismos es otorgar un excesivo poder a los ingenieros35. Al visitar Auschwitz es perceptible el diseño de flujos de un ingeniero. Piénsese que Hitler se sirvió de la técnica, de unas supuestas «armas milagrosas», para mantener la fe de su pueblo en los momentos finales de la SGM a través de la amenaza de una sorpresa técnica. La guerra puede ganarse sin librarla, a través de una victoria virtual, otorgada por una pretendida diferencia de tecnología, de poder; en este marco se explica «la carrera espacial», abandonada poco después del fin de la Guerra Fría. Las carreras armamentistas corresponden a la puesta en marcha de dialécticas de superación fruto del principio clausewitziano de acción recíproca. Otro ejemplo, pero este sí con resultados infaustos fue la doctrina británica conocida como Two Powers Standard según la cual la Armada británica debería ser superior a la suma de las dos siguientes marinas. 33 Bobbio, Norberto. El problema de la guerra y las vías de la paz. Ediciones GEDISA, Barcelona 1992, pp. 67 y ss. 34 Schmitt, Carl. El concepto de lo político. Op. cit., pp. 85 y ss. 35 Aron, Raymond. Un siglo de guerra total. Op. cit., p. 490. bie3 >ŽƐŵŝůŝƚĂƌĞƐLJůĂƚĞĐŶŽůŽŐşĂ &ĞĚĞƌŝĐŽnjŶĂƌ&ĞƌŶĄŶĚĞnjͲDŽŶƚĞƐŝŶŽƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϳϮͬϮϬϭϲ ϭϯ


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