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BOLETIN IEEE 4

250 Conclusiones La guerra es un hecho social que se extiende hasta allí donde llega el hombre. Si el hombre llega hasta internet, a las redes sociales, la guerra también. Y no puede ser de otra forma. Si estos planos sociales no fuesen defendidos, la fuerza considerada traspasaría a través suya las defensas de la sociedad, la envolvería y provocaría su colapso. Los sistemas informáticos, las autopistas de información y las redes de datos son elementos clave para el normal funcionamiento de las sociedades, en las que el conocimiento se duplica cada cinco años. Ello, los ha convertido en una vulnerabilidad, de modo que, ante la posibilidad de su penetración o perturbación, se habla de los riesgos y vulnerabilidades de cibernéticas. De hecho, desde algunas fuentes y en nuestro país, se habla de centenares de miles de puestos de trabajo en el ámbito de la ciberseguridad. En las guerras dentro del mismo mundo, en su forma convencional, la superioridad tecnológica ha sido desde la mitad del siglo XIX el elemento decisivo. La parte del binomio hombre-máquina con mayor peso ha sido la segunda. Y a ella ha fiado occidente. La cuestión es que la guerra, el conflicto, es una forma de relación; esto es, solo se produce entre quienes comparten algo. La globalización ha cerrado el mundo y ha hecho a todos fronterizos: en 8 horas se puede estar en Asia en avión, y en microsegundos con internet. Pero los conflictos identitarios no son guerras y, por tanto, no tienen una respuesta militar diferente de la aniquilación que no es respuesta. La conclusión es que las diferencias, el gap tecnológico, tienen límites. Un cierto primitivismo o una gran ventaja tecnológica pueden tener efectos positivos y también negativos. El primitivismo de algunas economías, por ejemplo, puede justificar el escaso impacto que la guerra ha tenido en ellas53. Además, una nación de hombres, acostumbrada al trabajo y a las privaciones se muestra generalmente más fuerte y guerrera54. Por otro lado, el hombre es la tecnología más elevada y por ello no debe sorprender que sea capaz, por sus medios propios, de superar cualquier diferencia de nivel entre las partes. El hombre en esta dinámica es guerrero o soldado según se otorgue en el binomio hombre-máquina menos o más peso a la tecnología. 53 Aron, Raymond. Pensar la guerra, Clausewitz II. Ministerio de Defensa, Madrid 1993, p. 185. 54 Ibíd., p. 172. bie3 >ŽƐŵŝůŝƚĂƌĞƐLJůĂƚĞĐŶŽůŽŐşĂ &ĞĚĞƌŝĐŽnjŶĂƌ&ĞƌŶĄŶĚĞnjͲDŽŶƚĞƐŝŶŽƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϳϮͬϮϬϭϲ ϭϴ


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