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348 Por este motivo, la investigación actual sobre el derecho al agua intenta abordar el tema del agua y saneamiento como un derecho fundamental y el reconocimiento de que la disponibilidad de este recurso es una condición previa necesaria para la mayoría de los derechos humanos más básicos. Hoy en día, el derecho humano al agua potable y el saneamiento ha sido reconocido de forma explícita: el contenido normativo actual designa los asuntos que los Estados deben tomar en cuenta en el reconocimiento de los derechos al agua y al saneamiento. Sirve como una guía para controlar y supervisar si estos derechos humanos son sumisos a las categorías. Sin embargo, estos no son aplicables en todas las situaciones, sino más bien actúa como una guía para cumplir con las cuestiones que evalúan el derecho. La obligación legal que surge del reconocimiento del derecho al acceso de agua debe alentar a los gobiernos de los países desarrollados y ricos a incluir políticas de financiación y de ayuda para la igualdad de la producción y la distribución de los recursos hídricos. En cuanto a la forma en la que actúan los Estados, se puede afirmar que, el impacto del cambio climático está desplazando el problema del medio ambiente en el que el agua está pagando el papel principal, a un problema de seguridad. Entre sus consecuencias se incluyen el aumento de la migración, la degradación del suelo y la escasez de recursos de agua y alimentos que pueden conducir a la aparición de conflictos por los recursos. Por esta razón, el cambio climático se ha convertido en un problema de seguridad en la comunidad internacional. Esto representa en un cambio de mentalidad para abordar el calentamiento global, y por lo tanto, también la gestión de los recursos hídricos. El derecho al agua y el derecho al saneamiento son distintos, derivados del derecho a un nivel de vida adecuado. No hay razón para combinarlos en uno solo derecho, pues su unión solo contribuye a la percepción del saneamiento como «atado» o derivado del derecho al agua. Si esa percepción no cambia, el saneamiento continuará siendo tratado como un derecho de segunda, fallando en sus necesidades específicas. El reconocimiento del derecho al agua y el derecho al saneamiento no garantiza su acceso universal, pero puede suponer un avance para obligar a los Estados a bie3 El agua como derecho humano: retos y limitaciones Lucía Hortelano Villanueva, Mª del Mar Hidalgo García Documento de Análisis 78/2016 20


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