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418 futuro, sin embargo, parece optimista para este país si es capaz de convertir el ahorro doméstico en consumo. El futuro de la Federación de Rusia, en cambio, es más incierto. Su peligrosa dependencia de los precios de energía globales es una fórmula potencial para el desastre si la economía no está suficientemente diversificada. No obstante, su afortunada posesión de abundantes recursos naturales le garantiza su posición como un jugador clave en el equilibrio político y económico mundial. Quizás, lo que hace de Rusia una amenaza no sea su poder económico o soft power, sino su agresiva ―para los estándares actuales― política exterior. Las decisiones vinculantes de un solo partido y, posiblemente, de un solo hombre, Putin, respecto a la intervención militar en un Estado candidato a miembro de la UE, como es Ucrania, parece revivir las medidas autoritarias y violentas de los líderes nacionalistas y beligerantes del siglo XX. Su ideología populista que se ha ganado a la mayoría del pueblo ruso debido al renacimiento de la pasada relevancia internacional de la Unión Soviética parece desvelar residuos de la Guerra Fría. El nuevo equilibrio de poder al que parece abocado el sistema internacional no estaría dirigido por una única superpotencia, sino que su estructura estaría conformada por numerosos Estados que actuarían de acuerdo a sus propios intereses, influenciados por uno o varios líderes regionales y, solo en temas más estrictamente globales, por la proclamada superpotencia. Las mayores influencias de una nación en su economía y, consecuentemente, en su política serían sus socios comerciales, los miembros de los tratados vinculantes que haya firmado o de las organizaciones donde participe. Una teoría interesante, por tanto, sería el término «1+X» de Barry Buzan para referirse al sistema internacional como formado por la superpotencia (1) y otros grandes poderes que tienen influencia regional (X), como podrían ser los BRICS o algunos miembros de la UE. Otros autores creen que un sistema «1+Y+X» sería más exacto, incluyendo en Y países que podrían unirse próximamente a la superpotencia ―parece que únicamente China podría cumplir ese papel―. Aunque quizás, la mejor ecuación para ilustrar el sistema mundial actual sería «1+Y+X+Z», donde Z agruparía a las organizaciones internacionales, como la Unión Europea, multinacionales con relaciones interconectadas entre múltiples Estados, grupos organizados de crimen que influencian políticas nacionales u ONG internacionales que hacen una diferencia en los países donde operan. bie3 El nuevo equilibrio del poder Gonzalo García del Campo Documento de Opinión 104/2016 18


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