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729 En la negociación entre el Gobierno y las FARC, la transición de enemigos a adversarios se expresó en tres niveles que coinciden con la propuesta mouffenana. Primero en la decisión de iniciar los diálogos sin un cese al fuego bilateral; segundo en la firma de un acuerdo de paz sin una entrega definitiva de armas y, finalmente, en la implementación de los acuerdos con la presencia de los guerrilleros en el Congreso de la República a través de curules transitorias, con voz pero sin voto, durante el año inmediatamente siguiente a la firma. Estos tres elementos dan cuenta del proceso de sana contaminación entre el espacio antagónico de la guerra y el nuevo escenario de la política agonística en Colombia. En segundo lugar, en el escenario de radicalización de la democracia que le esperaría a Colombia, tendría lugar, también, una transformación del sentido de la ciudadanía. Al reconocer un conflicto entre dos visiones adversas del país, la ciudadanía en Colombia sería llamada a transformarse; en la medida que la participación política dejara de reducirse al ejercicio contingente del voto que perpetúa un régimen, para entenderse como una toma de partido constante, entre la vigencia de dicho régimen y su finalización. La presencia de la exguerrilla, no cooptada por el régimen y sus partidos, al interior del régimen, es la garantía del conflicto adversarial que propondrían los antiguos miembros de las FARC en el Congreso. Ese conflicto obligaría al ciudadano a salir de los modelos racionalistas de transacción votos-derechos, desplazaría la idea de consenso como meta de lo político y pondría en primer plano las implicaciones contextuales de la lucha social. En otras palabras, el que las FARC ingresen a un sistema con la pretensión de transformarlo totalmente, garantiza un debate contra el Establecimiento que obligaría a la ciudadanía a consolidar un «nosotros» sensible a las desigualdades y la injusticia provocada por un «ellos», impugnado al nivel del adversario político. En el Acuerdo Final se percibe un fuerte énfasis en vincular la ciudadanía con los movimientos y colectivos sociales. En él se hace expresa, por ejemplo, la necesidad de crear una «ley de garantías y promoción de la participación ciudadana y las organizaciones y movimientos sociales»16 construida en un escenario de convergencia de los movimientos sociales, sin precedentes en la historia del país, y bajo la garantía de 16 Mesa de Conversaciones de La Habana. Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. pp. 42-45, https://www.mesadeconversaciones.com.co/. Consulta: 26/11/16. bie3 Colombia ¿hacia una democracia radical? La «democracia ampliada» y la participación política de las FARC Guillermo Duque Silva, Javier Cadavid Ramírez Documento de Opinión 124/2016 9


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