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741 La EUGS es sin embargo un imprescindible trabajo de reescritura de la «estrategia Solana» de 2003, que llega en un momento en el que la demanda pública de protección para Europa le otorga un interés político inédito en la UE. En esa línea, la voluntad política de los socios tractores del proyecto europeo dio posteriormente un paso más al clarificar cual debería ser el camino para concretar las aspiraciones de la EUGS. El pasado mes de octubre, España respaldó, junto a Alemania, Francia e Italia, la necesidad de profundizar la cooperación en defensa en la UE, sin descuidar la colaboración con la OTAN y vuelve a la carga con la importancia de apuntalar la base industrial de la defensa para que pueda suministrar las capacidades militares futuras necesarias. Estas circunstancias ofrecen la ocasión de plantear no solo qué deberíamos ser capaces de hacer los europeos de forma autónoma si fuera necesario, sino, y sobre todo, cómo alcanzar esa deseada autonomía estratégica. No obstante, un documento de este género, donde prima un enfoque general y abstracto sobre lo particular y el detalle, tiene el riesgo de parecer un simple ejercicio académico de buenas intenciones, alejado de la problemática del terreno y poco útil para proporcionar respuestas concretas a problemas concretos. Ahora bien, una de las peculiaridades de la EUGS es que su valoración tiene una interpretación particular en el caso europeo. Cuando se critica la capacidad de la UE a la hora de abordar sus problemas de seguridad por no estar a la altura de las expectativas, se suele olvidar que el éxito de las acciones políticas europeas no depende siempre de su capacidad de gestionar las crisis exteriores que le afectan, sino más bien deben valorarse hasta qué punto los conflictos internos han sido evitados y se ha garantizado el mayor grado posible de unidad y solidaridad mutua. Aunque a veces podría ser considerado que la Unión no consigue ser plenamente ese actor ideal de seguridad porque no ejerce suficiente presión exterior, para los socios puede ser relativamente eficaz e incluso prioritario adoptar una posición menos activa que no menoscabe el equilibrio interior del grupo. Por ejemplo, las operaciones y misiones PCSD han funcionado en muchas ocasiones —y con éxito— más como una coalición ad hoc, en la que solo unos pocos socios participan, que como un mecanismo genuino de respuesta colectiva. Todos los tratados europeos y sus grandes políticas comunes son, antes que nada, intentos, de evitar o resolver fricciones domésticas y encontrar soluciones para diferentes intereses entre Estados miembros. Las estrategias de 2003 y 2016 son en buena medida también instrumentos de reconciliación interna, y por tanto son, al menos en parte, un bie3 Hacia una seguridad y defensa posmodernas: elementos de reflexión sobre la Estrategia Global de Seguridad Europea Alfredo Vázquez Ramos Documento de Opinión 125/2016 6


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