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779 (un hecho extensible a otros territorios donde opera o lo intenta esta franquicia), y la supuesta «alianza tribal» que se ha ido gestando entre diversas tribus para contener la amenaza yihadista9; pero no hay constancia todavía que haya miembros de los Beni Hassan en esta presunta alianza. Pero cada tribu cuida su territorio sin dejar a miembros de las otras tribus inmiscuirse en su territorio, como en la época de la rebelión en el desierto de la Gran Guerra; poco ha cambiado en la mentalidad de la zona. La palabra «joven» parece casi omnipresente en la declaración de las tribus del Norte, y por eso insta a aquellos para que no se dediquen en el desierto a la búsqueda de minas de la antigua guerra de Suez o de los seis días: como contraprestación requerida del Estado, los jóvenes beduinos «serán tratados como miembros del Ejército egipcio». Los líderes tribales reconocen en la reunión de mayo de 2015 que hay elementos beduinos (jóvenes y sectores que se sentían marginados) dentro del Daesh, pero que su grueso proviene del valle del Nilo, la franja de Gaza y otros «territorios extranjeros» (incluyendo veteranos de la guerra libia). Ahí se encuentra la clave para la mentalidad tribal local en confrontación con el Daesh: son extranjeros que quieren imponer su ley, de forma más dictatorial que incluso aquellas gentes del turismo y el Gobierno egipcio que en el pasado les mantenía apartados de los resortes. De hecho, uno de los requerimientos actuales de las tribus del Sinaí es que aquellos beduinos que participaron en explosiones de la zona turística del sur durante el periodo 2004-2006 sean amnistiados. Los jeques de cierto rango parecen ser una de las dianas principales de los salafistas del Daesh (los previos al Maqdis). Quizás porque así consideran, ganarán ascendente sobre la tribu y miembros más jóvenes. Existen en los dos últimos años varios intentos de asesinato de destacados jeques de la vieja guardia: Sheij Ibrahim al-Argani de los Tarabin en Rafah, Shej Abdel Meguid al-Menaei de los Menaein. Pero si se constatan las decapitaciones de algunos jóvenes tribales desde el 2011 (y muchos bajo la amenaza de no haberse unido al Daesh), incluido el caso de un Tarabin, que fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los viejos líderes de esta tribu. El jefe del Daesh en el Sinaí es Abu Osama al-Masri, autoproclamado emir, pero se sabe que en un alto rango se encuentra un miembro de la tribu Menaein, Shadi el-Manaei. La fuerza del Daesh cuando inicio su ofensiva en la península pudo alcanzar los 1.500 efectivos, de los cuales se supone que la mitad han perecido en la confrontación. Pero 9 Los mismos Sawaraka o Armlet tienen territorios en disputa con al Maqdis. bie3 El Sinaí: un pivote esencial para el control del Mediterráneo sur Jesús Gil Fuensanta, Alejandro Lorca Documento de Opinión 127/2016 16


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