Page 85

BOLETIN IEEE 4

85 Del trabajo de Huntington puede inferirse que los niveles de conflictividad con Occidente se incrementarán en el futuro, pero también que es improbable que se produzca un auténtico choque de civilizaciones; lo que sí son factibles son las colisiones en todo el margen de las líneas de fractura, razón por la que postula un orden internacional basado en las civilizaciones. La crítica que cabe hacérsele es que conduce del determinismo biológico al determinismo cultural. En cualquier caso, las diferencias de signo cultural no causan las guerras como tampoco las semejanzas garantizan la armonía. Muchas civilizaciones están fragmentadas al incorporar una pluralidad étnica, lingüística… Otros autores, sin embargo, relativizan estas tesis al subsumirlas a la naturaleza contradictoria del proceder humano. Así Hassner sostiene que: «El problema de la identidad no es de segundo orden. Es un problema básico para todos. La relación entre cambio y continuidad, entre lo global y lo particular. Nos debatimos entre lealtades que compiten … el problema es que las identidades deben creerse o sentirse como algo natural, pero ahora en nuestra era posmoderna, todo el mundo sabe que son artificiales hoy lo particular, lo local y lo nacional coexisten con lo universal o lo global». En esta línea, los Toffler consideran que las tres olas representadas por la azada, la cadena de montaje y el ordenador, con las que se expresan diferentes niveles de desarrollo de grupos humanos, coexisten simultáneamente y son la base de diferentes modelos civilizatorios y con grandes posibilidades de fricción. Gellner por su parte, habla también de tres sociedades: la cazadora-recolectora, la agraria y la industrial a las que identifica respectivamente por el arado, la espada y el libro. El siglo XXI se enfrenta según el parecer de Arjun Appudari a una disyuntiva entre el «choque de civilizaciones» y el etnocidio por un lado y una forma benigna de hibridación cultural. El resultado dependerá de factores como los flujos financieros y su impacto cultural, un crecimiento constante de la mezcla de identidades culturales y de las incertidumbres e inestabilidades que se deriven. La interculturalidad se asienta sobre el análisis, la reflexión y la crítica de las relaciones culturales y representa un modelo de convivencia social; pero no pretende hacer de ello su punto fuerte habida cuenta de la contingencia de los modelos y de las dificultades de su aplicación, por lo que no es ni una panacea ni un estado seráfico que la convertirían, dicho sea de paso, en una ideología. bie3 La cultura como factor polemológico Federico Aznar Fernández-Montesinos Documento de Análisis 61/2016 8


BOLETIN IEEE 4
To see the actual publication please follow the link above