Parte del contingente español desplegado en uno de los destacamentos en Colombia. MM&V. Al estar en la selva, algunos son inaccesibles por carretera y solo pueden alcanzarse por río, sendas de ganado o en helicóptero. En otros casos, incluso es complicado llegar en helicóptero por la elevación del terreno y por las difíciles condiciones meteorológicas que suele haber”. La misión está integrada principalmente por componentes de países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), de la que se han excluido los países fronterizos con Colombia, es decir, Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Paraguay, El Salvador, Costa Rica Guatemala, Honduras, México, Cuba y la República Dominicana. Representando a la Unión Europea integran la misión observadores de España, Portugal y Suecia. Noruega también ha enviado observadores y Canadá se lo está planteando. Para finales de octubre ya había un total de 152 observadores desplegados. A pesar de los resultados del plebiscito del 2 Riesgo, coca y delincuencia En determinadas zonas del país existe el riesgo de que los observadores se topen con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), organización que cuenta con unos 2.000 efectivos y que no han firmado los acuerdos de paz. Podrían ser atacados por el ELN o encontrarse entre fuego cruzado de estos y el Ejército. También hay que tener en cuenta la particular situación colombiana con respecto al cultivo de coca su transformación y tráfico. Una gran extensión de superficie cultivada se encuentra bajo el dominio de la guerrillera y ha supuesto una fuente de ingresos para las FARC. El abandono o repliegue de estos territorios hará que otras organizaciones delictivas intenten ganar el control de las zonas productoras si no son arrasadas previamente. “Los cultivos de coca crecieron al pasar de 48.000 hectáreas en 2013 a 69.000 hectáreas en 2014 (44%). El incremento de la producción potencial de cocaína es aún más fuerte. De una producción potencial media en 2013 de 290 toneladas se pasó a una de 442 toneladas, un incremento de 52%”, según Bo Mathiasen, representante en Colombia de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC. La presencia de clanes delictivos formados por personal desmovilizado de los antiguos grupos paramilitares e incluso antiguos guerrilleros, que ahora solo tiene un móvil económico, generan importantes brotes de violencia que derivan en asesinatos de líderes locales, sobornos y tráfico de drogas. No obstante, la seguridad de los observadores está a cargo del Gobierno colombiano que cuenta con un fuerte dispositivo policial desplegado en los campamentos y con las patrullas organizadas para garantizar la realización de la misión de Naciones Unidas. • REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Mayo 2017 409
REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 863
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