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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 914

afiliados. A pesar del éxito obtenido, Basiri no abandonó el intento de negociar sus reivindicaciones con las autoridades españolas. En ellas pedía una autonomía del Sáhara, como primer paso hacia una independencia, la preparación de personal saharaui nativo para que en su día sustituyeran al personal español, y un desarrollo económico e industrial del territorio. El día de la manifestación mencionada, por la mañana temprano, en la puerta de la Misión Católica en pleno centro de la ciudad, aparecieron unos rótulos, en los que habían dibujado en el suelo la bandera de España, hecha jirones y clavado en el centro la triunfante bandera saharaui. En la manifestación se entonaron cánticos patrióticos y con signos de autodeterminación y el nombre de ¡Alá clemente y misericordioso! Vehículos cargados de saharauis con sus cabezas cubiertas con turbantes y gafas, recorrían las calles de El Aaiún, lanzando gritos contra la presencia «colonialista» española. El gobernador de la provincia mandó una representación para que se entrevistara con Basiri, pero este la rechazó, exigiendo la presencia del gobernador en persona. Ante los acontecimientos que se iban desarrollando, este accedió a su petición y escuchó punto por punto todas las propuestas que le presentaron. Terminada la reunión, el gobernador les pidió unos días para estudiarlas y reunirse de nuevo. Después de esta reunión con el gobernador, hubo un nuevo intento semioficial de llegar a un acuerdo. Los cabecillas rebeldes invitaron a sus seguidores a reunirse en una jaima para informarles. Los que acudieron, que esperaban una información del acuerdo, pudieron escuchar de sus dirigentes que regresaran a sus casas, donde recibirían más información. Los rebeldes consideraron una tomadura de pelo, o lo que es peor, que se habían vendido a los colonialistas, y se sintieron traicionados por sus dirigentes, por lo que comenzaron a apedrear los vehículos de los cabecillas. Por otro lado, El Ualí, que había sido pastor de cabras, estudiante en las escuelas de Tantán y universitario becado por Rabat, se convirtió en un viajero incansable por distintos países, para explicar las reivindicaciones saharauis. En la Facultad de Derecho, se convirtió en líder del movimiento reivindicativo y atraía con 52  REVISTA EJÉRCITO • N. 914 MAYO • 2017 habilidad a muchos seguidores. Después de sus estudios regresó a Marruecos, dedicándose a la política, pero la policía le persiguió, hasta encarcelarlo. Durante su permanencia en la cárcel, se dedicó a estudiar y salió con el convencimiento de que Marruecos jamás apoyaría un Sáhara libre e independiente, como así ha corroborado el tiempo. Es por ello que decidió formar su organización política entre 1970 y 1973. Por esas fechas se unió a él Brahim Gali, procedente del Sáhara español. Posteriormente, El Ualí se trasladó a Mahbes y Zak en la frontera sur de Marruecos, próximo a Zuerat, donde tenían su cuartel general. En esta ciudad se creó el Frente Polisario el 29 de abril de 1973, formándose un comité directivo compuesto por diecisiete miembros. En este comité nombraron como secretario a Brahim Gali, y acordaron las distintas líneas de acción de la guerrilla, la rama militar, otra de política exterior, otra de propaganda y por último la decisiva de recaudación de fondos. Entre sus objetivos acordaron la liberación nacional de todas las formas del colonialismo, crear una revolución árabe y un movimiento nacional democrático. La rama militar acordó hacer estallar una rebelión contra la ocupación española, atacando objetivos militares en todo el territorio del Sáhara español. LA LUCHA ARMADA Y LOS INTERESES POLÍTICOS En una de las acciones sobe el puesto de Qusat se cruzaron con un campamento de pastores de cabras. El jefe del grupo de Gali les dijo: «Somos saharauis y luchamos para expulsar a los colonialistas españoles de nuestro territorio». Con la información que habían recibido de los pastores, el grupo de Gali se dirigió hacia Quesat donde estaba ubicado el puesto militar español, y atacó por sorpresa a los seis militares que lo componían. Tras el ataque al puesto español, Marruecos les concedió una ayuda, enviada desde Tantán: 40 kandoras (tres cuartos) de color garbanzo, 250 zaragüelles (pantalones) blancos y 240 nailas (sandalias), equipo muy parecido al que usaban las tropas españolas. A pesar de estas ayudas que recibían los saharauis, estos no se fiaban del afán expansionista de Rabat.


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