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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 914

96  REVISTA EJÉRCITO • N. 914 MAYO • 2017 gobernar la Milicia por carecer de auxiliares previamente capacitados para el ejercicio de misión tan ardua y espinosa. Sin que pudiera desempeñarla con eficacia el cuartel maestre u otro general de los investidos por aquella época de funciones reglamentarias, que podían parecer semejantes. Faltaban elementos dispuestos de antemano para secundarle en labor que, por lo compleja y delicada, requería preparación y condiciones especiales. Su exposición no tiene desperdicio: un general sale a campaña y va a mandar un ejército que no conoce, no se le dan más auxilios ni materiales que los hombres y las armas. Ha de guiarse por las ideas que su talento le sugiere y valerse de los datos que con su trabajo puede adquirir. Los planos topográficos, las descripciones político-militares y otras noticias del país en que ha de hacer la guerra son guías muy extrañas y totalmente desconocidas en nuestro sistema militar; tiene que operar sin ellas y a ciegas, porque en el momento de hacer la guerra no puede procurarse otras noticias que aquellas eventuales procedentes de las disposiciones del enemigo. No puede decidirse a levantar un campo, dar una batalla, ni un simple ataque de algún puesto enemigo, sin tener que expedir un cúmulo de órdenes según los diferentes ramos militares que concurren en un ejército y descender hasta los últimos detalles. Ocupación que es muy ajena a un general en jefe, que tiene demasiado que pensar y prever para decidir las operaciones, impartiendo las disposiciones oportunas para las ocasiones que nunca hay tiempo de meditarlas en el momento. Durante la Guerra de la Independencia se organizaron las grandes unidades división y se fundó el Cuerpo de Estado Mayor, por el general Blake, uno de los destacados oficiales, que ya había intervenido en su prehistoria, Prueba de ello está en el reglamento del cuerpo de Estado Mayor que reproducimos como colofón de este trabajo. NOTAS: 1 Mariscal Marmont. El espíritu de las instituciones militares 1845.n ninguna disposición diera por terminadas sus funciones. Pero la semilla ya había arraigado y fue una pretensión de muchos altos mandos volver a instaurar las dos novedades puestas en práctica en 1801. El general Castaños, que poco después alcanzó fama y honores en los campos de Bailén, desde Algeciras donde estaba el cuartel general de las fuerzas que tenía bajo su autoridad, el 12 de agosto de 1807, a solicitud de Godoy, hacía unas reflexiones sobre la constitución del Ejército. Trataba cuantos extremos abarcaban la organización y enseñanza de las tropas; ponía de manifiesto las graves dificultades, insuperables a veces, con que tropezaban los encargados de Creación del Estado mayor


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