Page 76

REVISTA GENERAL DE MARINA MAYO 2017

Grúa y gancho VIVIDO Y CONTADO Ahora bien, la guerra antisubmarina y la guerra antisuperficie no agotaban, ni mucho menos, el margen de misiones aplicables. Otra peculiaridad se desprendía de que la Tercera era en aquella época la única con gancho baricéntrico, lo que significaba que toda misión que implicase carga externa corría de nuestra cuenta. Convenía llevar el helicóptero con poco combustible porque el peso de la carga lo ponía al límite de sus posibilidades. Nada fácil colocar en su batea otro helicóptero siniestrado, sobre todo si el señalero no caía en la cuenta de que al ascender el aparato si el hombre no se desplazaba para atrás dejabas de verlo; menos mal que el fiel «dotación», si no lo habías echado para quitar lastre, solucionaba el entuerto asomado al costado para «soplarte» cómo debías moverte. Otro desafío era el VOD (Vertical Onboard Delivery) con un submarino. A mí me tocó en una ocasión con uno de la Serie 60. Había marejada cruzada con mar de fondo, así que di gracias a Dios de que no se tratase de una persona, sino de un bulto. Imposible hacerlo desde otro lugar que no fuese la vela. Si no se aproaba al viento, yo no podía ver su bulbo de proa para tener una referencia, aunque difícil, con tan poca eslora. Si se aproaba, se balanceaba demasiado por culpa de la mar de leva. Al final encontramos una solución de compromiso y lo conseguimos, pero recuerdo que fue uno de esos vuelos en que terminan temblándote un poco las manos involuntariamente. En otra ocasión tuve que enganchar una RHIB de las grandes varada en la playa. Pero el viento, intenso, venía de la mar, así que la operación había que realizarla sin señalero (los infantes todavía no caminan sobre el agua); pero eso no fue lo peor, sino que al conseguir ascender con la carga y empezar a dar avante la dichosa RHIB, debido a su perfil aerodinámico, ¡adquiría sustentación y de repente la tenía delante del morro! Otro viejo piloto de Tercera destinado en el Mando Anfibio cogió el micro desde el Galicia y empezó a darme consejos de valor inapreciable. Se trataba del entonces capitán de corbeta Jose Miguel Cárdenas. La cosa terminó bien. Quien no haya vivido una operación anfibia no sabe lo que se pierde. Guerra anfibia La guerra anfibia también era cosa nuestra, de la Séptima (los Huey Cobra) y de la Sexta. En la Tercera todavía éramos todos de Cuerpo General o de la Reserva Naval Activa, pero eso no supuso ningún inconveniente. Teníamos pilotos antiguos muy expertos, bastantes procedían de la Séptima y sabían bien de lo que es capaz un bipala —capitán de corbeta Gárate, tenientes de navío Alvargonzález, Peral (...), Folgado, Julio Suanzes, Coello de Portugal (...)—. Embarcábamos en el Aragón, el Castilla y el Galicia. Supon- 2017 711


REVISTA GENERAL DE MARINA MAYO 2017
To see the actual publication please follow the link above