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propias como de su milicia libanesa, Hezbollah. Por otra parte Turquía está aprovechando el conflicto sirio para situarse en una posición geoestratégica ventajosa tanto en Siria como en Irak. Por un lado tratará de extender su influencia en ambos países, de limitar las aspiraciones kurdas, de beneficiarse de su alianza con los kurdos de Irak, proveedores de energía tras su control de Kirkuk. Irán, por su parte, tratará de hacer que un Gobierno iraquí chií vuelva a recuperar Kirkuk, y limitar la influencia suní en Mosul y la región de Nínive. El tablero de alianzas es complicado, puesto que Estados Unidos seguirá apoyando a los kurdos en Siria, frente a los deseos de su aliado en la OTAN, Turquía. Por otra parte, el acuerdo nuclear con Irán será puesto en entredicho aunque difícilmente se anulará. Estados Unidos, en principio, no está interesado en nuevos conflictos en Oriente Medio, tras las costosas y dolorosas intervenciones en Afganistán y en Irak. Irán, por otra parte, necesita inversión para el desarrollo del país, algo que garantiza el tratado como se ha comenzado a mostrar en 2016 tras la firma de importantes acuerdos con países como Francia o Italia. El Daesh seguirá existiendo, será menos «Estado Islámico», menos grupo insurgente, y más terrorista. Buscará nuevos espacios en los que poder concentrar fuerzas (zonas fronterizas en Libia, Túnez, Somalia, Yemen, etc.). Las complejas operaciones de reconquista de Raqa y Mosul serán fundamentales, pero no supondrán, en caso de triunfar, el final de Daesh. Al Qaeda, que pasó a un segundo lugar en los últimos años, tratará de volver al primer plano, tras su fortalecimiento en zonas como Yemen. El hijo de Bin Laden, Hamza, irá ganando protagonismo en la organización. Al Qaeda conserva estructuras en Libia, Argelia, Malí, Túnez y Egipto, a pesar del trasvase en los últimos años de parte de sus miembros al Daesh, una situación que formaba parte de la historia de éxito vendida por este grupo, y que ya empezará a generar dudas entre sus miembros. El apoyo de Hezbollah fue clave para mantener a Asad en el poder. Por un lado, el grupo ha sufrido muchas bajas y su implicación ha sido exigente en recursos. Pero por otro lado ha ganado en experiencia militar, funciones de infantería, inteligencia, mando y control. Israel, si se siente amparada por el nuevo Gobierno de Donald Trump, frente a su posición aislada actual, podría valorar si es el momento de debilitar al grupo con operaciones en Siria y en Líbano. 1030 bie3 ůŵƵŶĚŽĞŶϮϬϭϳ͗ƐŝĞŵƉƌĞĂůĞƌƚĂ͕ŶƵŶĐĂĂƚĞŵŽƌŝnjĂĚŽƐ :ŽƐĠDĂƌşĂůĂŶĐŽ͕:ĠƐƐŝĐĂŽŚĞŶ͕ĂƌŽůŝŶĂůďĞƌƚŽ͕ƐƚĞĨĂŶşĂ^ĞďĂƐƚŝĄŶ͕^ĞůĞŶĞWŝƐĂďĂƌƌŽ͕/ƌĞŶĞ &ĞƌŶĄŶĚĞnj͕DŝŐƵĞůŶŐĞů&ĞƌŶĄŶĚĞnj͕ĂƌůŽƐ:ŽŚŶƐƚŽŶ ŽĐƵŵĞŶƚŽDĂƌĐŽ ϬϯͬϮϬϭϳ Ϯϱ


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