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BOLETIN IEEE 5

251 formulaciones culturalmente rancias, lo que permite alcanzar un equilibrio que facilita la estabilidad en el tiempo y la predisposición ante lo novedoso imprescindible en la dialéctica de superación inherente a la guerra. La evolución es primada sobre la temida e indeseada revolución frente a la que caben todas las prevenciones en asuntos de tanta relevancia y que implican vidas. Su proceder resulta sesgado como consecuencia de lo anterior. La aproximación militar a los problemas está en ocasiones sesgada y hasta resulta tendenciosa, toda vez que insiste y perfecciona una solución, sin bascular a nuevas áreas, diferentes, cuya explotación podría resultar más rentable. La tecnología ha transformado el ser de los oficiales que si en un momento sus referentes fueron el humanismo (militares fueron Cervantes, Calderón, Cadalso, Jorge Manrique…) o incluso la cientificidad (como Jorge Juan o el poco conocido e insuficientemente reconocido general Ibáñez Ibero) quedaron convertidos, en practitioners, en ingenieros que abandonando la investigación del ser de las cosas se ocupaban preferentemente de su implementación. Esto generó un cambio de mentalidad, un triunfo del logro y la eficacia frente a otros considerandos, e incluso, la victoria de una visión en ocasiones lineal y bicromática de la realidad cuando la guerra, no se olvide, es una actividad política, no una actividad únicamente técnica, por más que precise de esta para su satisfactoria ejecución. La multidisciplinariedad se torna un apoyo necesario para explorar nuevos horizontes y subsana la debilidad considerada. Para luchar contra ese peligroso sesgo y propiciar el retorno de los militares a su necesario humanismo, en todos los ejércitos, aparecerán cursos como el de Estado Mayor, entre otras formulaciones, que buscarán dotar al oficial de los esquemas mentales y amplitud de miras necesaria para el desarrollo de sus cometidos. Entre estrategia y tecnología hay una relación simbiótica, la una condiciona la otra24; si Strassman sostiene que «la historia de la guerra es la historia de la doctrina»25, la doctrina está condicionada por la tecnología sobre la que se aplica. 24 Toffler, Alvin y Heidi. Las guerras del futuro. Ediciones Plaza & Janés, Barcelona, 1994, p. 25. 25 Ibíd, p. 200. bie3 ZĞĨůĞdžŝŽŶĞƐƐŽďƌĞĞůůŝĚĞƌĂnjŐŽĞƐƚƌĂƚĠŐŝĐŽŵŝůŝƚĂƌĚĞůƐŝŐůŽyy/;///Ϳ͘>ĂĐƵůƚƵƌĂ &ĞĚĞƌŝĐŽnjŶĂƌ&ĞƌŶĄŶĚĞnjͲDŽŶƚĞƐŝŶŽƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϭϭͬϮϬϭϳ ϭϳ


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