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BOLETIN IEEE 5

327 Introducción Pocos dudan hoy en día de que el orden internacional está cambiando y el mundo de los próximos años habrá dejado de ser unipolar. Aunque resulta improbable que Estados Unidos puedan ser sustituidos por otra potencia global, el crecimiento del poder nacional de nuevas potencias emergentes, principalmente de China, está configurando un nuevo orden donde los norteamericanos ya no tendrán un poder hegemónico, ni estarán en condiciones de dictar las normas de comportamiento de un sistema internacional que se fundamenta sobre la base de los Estados. No se trata de abonarse a las tesis que formulara hace años Paul Kennedy en su obra Auge y caída de las Grandes potencias, de que los Estados que han emergido hasta convertirse en dominantes, terminan necesariamente decayendo, pero sí de constatar que, durante el periodo postsoviético en los que Estados Unidos dominaron el orden mundial, su implicación en escenarios periféricos y en conflictos que no podían ganar, distrajeron su atención estratégica sobre los grandes asuntos globales, lo que fue aprovechado por otras potencias para emerger. No es que el poder nacional de Estados Unidos haya decaído en términos absolutos, sino que el de otras potencias ha aumentado más, hasta el punto de atreverse a disputar, todavía modestamente, la primacía norteamericana en los asuntos mundiales. Durante estos años, la geopolítica en un proceso lento pero imparable, ha ido desplazando el centro de gravedad mundial hacia la región de Asia-Pacífico, donde el auge de China, y en menor medida de otras potencias asiáticas, va a redefinir las prioridades estratégicas de las grandes y medianas potencias en las próximas décadas. Es en esta zona y, en grado menor, en aquellas otras donde sus intereses, controversias territoriales, accesos oceánicos, competición por recursos críticos, etc. sean claves, donde se dirimirá el futuro del mundo y donde se cuestionará la supremacía que, hasta ahora, han ostentando Estados Unidos. La China que ha emergido En el gran tablero de ajedrez del que habla Brezinski que constituye la geopolítica global, China ocupa ya un lugar preferente. Situada en el centro de la región emergente del Pacífico asiático, China siempre ha tenido una concepción geopolítica propia. Si, en los comienzos del siglo XX, Mackínder, obsesionado por el crecimiento del poder ruso, afirmaba, en una visión muy euro-céntrica, que «quien gobierne en Europa del Este bie3 ͎^ĞĐŽŶǀĞƌƚŝƌĄŚŝŶĂĞŶƵŶĂƉŽƚĞŶĐŝĂĂŐƌĞƐŝǀĂ͍ /ŐŶĂĐŝŽ&ƵĞŶƚĞŽďŽ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϭϱͬϮϬϭϳ ϯ


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