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339 pasaría o bien por el apaciguamiento del coloso asiático, o bien por sumarse al carro del vencedor, en la creencia de que este, al final, será generoso. El célebre dictum de Tucídides de que «los fuerte hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben»3 capturaría con toda crudeza la esencia de esta estrategia tan realista como ingenua que, en el caso de China, se basaría en la premisa de asumir que su conducta agresiva en espacios geográficos contenidos como el mar de la China, se debería a una percepción intensa de su vulnerabilidad estratégica, por lo que las cesiones en su favor reducirían la misma y, por tanto, eliminarían cualquier excusa para la confrontación. En estas circunstancias, el colocarse «a remolque» de China se convierte en el comportamiento principal y más sensato de los Estados, dado que garantiza ganancias para todos, incluidos los perdedores, al tiempo que evita poner en riesgo la seguridad de cualquiera de ellos. Aunque los Estados nunca pueden estar seguros sobre las intenciones de los otros, la realidad es que, al final, los vecinos de China que adoptasen está postura terminarían por hacer concesiones excesivas, lo que inclinarían la balanza de poder todavía más en su favor y la incentivaría a plantear nuevas demandas. De esta manera, maximizando la brecha de poder nacional con los otros Estados de la región, China se aseguraría de que ningún Estado en Asia dispusiera de los recursos suficientes para amenazarla o confrontarla. Cuando ello ocurriera, una China convertida en hegemón regional sería tan poderosa como para dictar coercitivamente los límites de conducta aceptables para el conjunto de los Estados asiáticos. Una nueva «Doctrina Monroe» para Asia En definitiva, lo que estamos apreciando es la emergencia acelerada de una China cada vez más poderosa que buscaría una reorganización de su espacio geopolítico con la expulsión de Estados Unidos de la región de Asia-Pacífico y su consolidación como potencia dominante. Se trataría de reformular una versión china de la doctrina Monroe, pero aplicada a un Asia convertida en su «patio trasero». No será un proceso rápido, ni necesariamente pacífico, pero sí pragmático, y extraordinariamente inteligente, que seguiría la dirección estratégica que puso en marcha el padre del «milagro económico chino» Deng Xiao Ping cuando afirmaba que China debía «esconder sus capacidades y 3 Strassler, 1998, p. 352. bie3 ͎^ĞĐŽŶǀĞƌƚŝƌĄŚŝŶĂĞŶƵŶĂƉŽƚĞŶĐŝĂĂŐƌĞƐŝǀĂ͍ /ŐŶĂĐŝŽ&ƵĞŶƚĞŽďŽ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϭϱͬϮϬϭϳ ϭϱ


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