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342 En este sentido, China y Estados Unidos seguirán comportándose como Estados soberanos, pero también intensamente dependientes, lo cual significa que no podrán hacer lo que quieran y, tampoco, dejar de influirse el uno al otro. El destino de cada uno de ellos dependerá de la respuesta que proporciona a las acciones del otro, por lo que el equilibrio vendrá dado por la forma en que cada uno de ellos imita, o antagoniza, el comportamiento del otro. Al no existir una entidad superior dotada de autoridad suficiente capaz de imponerse coactivamente a estas dos grandes potencias, sus comportamiento internacional se atendrá a las pautas marcadas por una lógica racional, que se repite y permanece a lo largo del tiempo. Esta Realpolitik indica que China y Estados Unidos, como las dos grandes potencias, actúan racionalmente buscando maximizar su interés nacional. De esta manera, al perseguir su propio interés, producen como subproducto un bien colectivo, el equilibrio de poder, algo muy apreciado por aquellos Estados que no desean ser conquistados. Por ello, lo más probable, y deseable, es que el esfuerzo por maximizar su interés nacional en un contexto de intensa interdependencia, al tiempo que competición, entre China y Estados Unidos, empuje a ambas potencias a asumir un mayor compromiso en la gestión de los asuntos colectivos. Cuanto mayor sea la interdependencia entre estas dos potencias, más probable es que estas busquen el actuar en beneficio del sistema, aunque ello suponga una mayor participación en su gestión y una mayor interferencia en los asuntos de los Estados más pequeños. No se trata de que se pongan de acuerdo en decidir el rumbo que debe tomar el mundo, sino de que acepten la necesidad de llegar a acuerdos razonables en la gestión de los asuntos globales a medida que el sistema camine hacia la bipolaridad. Si no están dispuestos a hacerlo, la competencia a ultranza, que puede llevar incluso a la guerra, se convertirá en la característica fundamental de un sistema internacional que se habrá vuelto más anárquico. En definitiva, en un mundo en el que, como dice Robert Kaplan, «la geografía ha vuelto para vengarse», será necesario que China tenga una noción precisa de los cambios que se están produciendo en el entorno internacional y de su propio papel en el mundo. De esta manera, la adecuada valoración de la correlación de fuerzas con las otras potencias, principalmente Estados Unidos y su, cada vez mayor, poder e influencia en bie3 ͎^ĞĐŽŶǀĞƌƚŝƌĄŚŝŶĂĞŶƵŶĂƉŽƚĞŶĐŝĂĂŐƌĞƐŝǀĂ͍ /ŐŶĂĐŝŽ&ƵĞŶƚĞŽďŽ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϭϱͬϮϬϭϳ ϭϴ


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