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457 carácter novedoso, aún no han sido incorporados a las rutinas de trabajo y estrategias de actuación de sus perseguidores. Las agencias contraterroristas, al igual que el resto de extensiones del entramado estatal, son organismos burocratizados que se adaptan al cambio de manera más lenta que otras organizaciones menos formalizadas11. Las inercias institucionales provocan, que la asignación de recursos humanos y materiales a los nuevos ámbitos de actuación no se produzca de manera ágil, y que el proceso consuma una considerable cantidad de tiempo; el cual contrasta con el frenético ritmo de aparición, desarrollo y extinción de los nuevos servicios y aplicaciones de Internet. Esta disfunción genera temporalmente espacios de impunidad donde los radicales operan con una mayor seguridad y eficacia, que la que experimentan en aquellos otros espacios que forman parte de las rutinas de investigación de las agencias contraterroristas. Un ejemplo de esta predilección por los nuevos usos de Internet, puede detectarse en los atentados que tuvieron lugar el 14 y 15 de febrero de 2015 en Copenhague (Dinamarca). Su autor, Omar Abdel Hamid El-Hussein, disparó contra los asistentes de una muestra sobre la libertad de expresión (en la que participaba uno de los dibujantes envueltos en la polémica sobre las viñetas de Mahoma), así como contra los fieles de una sinagoga. Antes de emprender su plan terrorista, Omar había introducido una modificación en su perfil de Facebook, cambiando su «estado» a Remembering, una opción que la compañía americana había introducido tan solo dos días antes, para permitir que los familiares y amigos de los usuarios fallecidos pudiesen mantener abiertas sus cuentas a modo de tributo virtual a sus seres queridos. Para este joven, modificar su estado marcaba un punto de retorno en su determinación de morir matando (como efectivamente sucedió). A pesar de que se encontraba bajo el radar de los servicios de seguridad por el radicalismo que había mostrado en los últimos años, estas agencias difícilmente tuvieron la capacidad de introducir en sus indicadores de alerta, el hecho significativo de que hubiese anunciado de manera táctica que pensaba morir. Otro uso temprano de un nuevo servicio tecnológico, es el que efectuó el terrorista Larossi Abballa el 13 de junio de 2016. Tras asesinar a cuchilladas a un matrimonio de policías dentro de su domicilio en las afueras de París, empezó a retransmitir en directo a través de Internet un mensaje en vídeo a través de una nueva aplicación llamada Facebook Live, la cual había sido activada por esta red social tan solo dos meses atrás. 11 SHAPIRO Jacob, The Terrorist’s Dilemma: Managing Violent Covert Organizations, Princeton, Princeton University Press, 2013. bie3 >ĞĐĐŝŽŶĞƐĂƉƌĞŶĚŝĚĂƐĚĞůĂůƵĐŚĂĐŽŶƚƌĂĞůLJŝŚĂĚŝƐŵŽĞŶ/ŶƚĞƌŶĞƚ DĂŶƵĞůZ͘dŽƌƌĞƐ^ŽƌŝĂŶŽ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϬϰͬϮϬϭϳ ϴ


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