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61 asuntos unas veces coincidía y otras no, quien consiguió para él nada menos que de la mano Julio II Della Rovere el capelo cardenalicio. Un hombre que no dudó en recurrir a la autoridad y la fuerza dentro de la cultura de su época, actuando de modo acorde a los fines pretendidos, sin mirar por su interés personal. La musicalización del abnegado lema que San Bernardo de Claraval diera a los Pobres Caballeros de Cristo para recibir el cuerpo de tan ilustre franciscano no podía ser por tanto más adecuada; ese era el marco preciso, y no el de una victoria militar. Y es que este lema, y se verá, es todo un ejemplo de visión y narrativa, es un propósito estratégico. Los templarios, monjes y soldados, sumaban a la trascendencia espiritual los valores y actitudes propias de la condición militar. Su labor no se substanciaba solo en batallas, sino en múltiples áreas (pusieron las bases de la banca moderna); utilizando la confianza que su entrega inspiraba, llegaron a hacer la Orden tan poderosa que sus enemigos forzaron su supresión. Su poder provenía de la entrega espiritual y física de sus miembros, direccionados por líderes que se dejaron quemar vivos antes que abjurar. Un compromiso sin límites que unido al alineamiento de valores, cultura y objetivos aseguraba un éxito sin paliativos en todos los ámbitos que desarrollasen. Una de las escuelas de pensamiento en materia liderazgo estratégico, la denominada Escuela Cultural explica esto y concibe el proceso de formación de estrategias como un producto del funcionamiento colectivo basado en las creencias demostradas por los miembros de la organización considerada, destacando su carácter cooperativo y colectivo. Para esta Escuela, la formación de una estrategia es sobre todo fruto de un proceso de comportamiento colectivo sustentado en las creencias compartidas por los miembros de la organización. Como resultado, la estrategia, el producto, toma la forma de una perspectiva global, no es una posición o una estratagema y está enraizada en las intenciones y reflejada en los patrones, lo que la hace deliberada; la coordinación y control de la organización son bastante normativos, basados en experiencias de sus miembros2. 2 Navas López, José Emilio; Guerras Martín, Luis Ángel «La Dirección Estratégica de la Empresa. Teoría y aplicaciones» Biblioteca Civitas: Economía y empresa, tercera edición 2002, p. 56 bie3 ZĞĨůĞdžŝŽŶĞƐƐŽďƌĞĞůůŝĚĞƌĂnjŐŽĞƐƚƌĂƚĠŐŝĐŽŵŝůŝƚĂƌĚĞůƐŝŐůŽyy/;/Ϳ͘>ŽƐŶŝǀĞůĞƐĚĞ ĚĞĐŝƐŝſŶ &ĞĚĞƌŝĐŽnjŶĂƌ&ĞƌŶĄŶĚĞnjͲDŽŶƚĞƐŝŶŽƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϬϭͬϮϬϭϳ ϰ


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