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LA LEGION 539

>> Actividades >> Historia Arriba. Grupo de legionarios el día de la ocupación de Tauriat Hamed (31/11/1921). en el centro de la imagen se aprecia al Cte. Fontaner. Pag. siguiente. Imagen del Cte. Fontaner junto al Padre Revilla. El 14 de marzo, los legionarios salieron del campamento de Dar Drius para establecer una posición en Itihuen, encontrando una resistencia escasa por parte del enemigo. En dicha acción encontró la muerte el alférez Ojeda, de la Segunda Compañía. Una vez fi nalizados los trabajos de fortifi cación, se procedió al repliegue sobre Dar Drius. Unos días más tarde, el 17 de marzo, mientras el grueso de la Columna Berenguer permanecía en Dar Drius, su vanguardia (integrada por el Tercio, Batallón de Garellano, Octava Mía de Policía, Primera Batería de Montaña y Grupo Tercero de Zapadores), salió del campamento para dirigirse a Itihuen. Por la noche, el teniente coronel Millán-Astray invitó a cenar a los ofi - ciales de la Compañía de Carros de Asalto de Infantería (que acababan de llegar de Melilla), poniendo a su disposición cuanto pudieran necesitar de La Legión para lograr el éxito en la acción que tendría lugar al día siguiente y que sería la primera en la que participarían conjuntamente fuerzas de Infantería junto con los carros Renault FT-17. A las seis de la mañana del 18 de marzo se puso en marcha la Columna Berenguer, que formaba parte del ala izquierda del avance general, con el objetivo de tomar la posición de Tuguntz. Delante, cual punta de lanza, los nuevos carros de asalto Renault FT-17 avanzaban junto con los legionarios y el resto de la vanguardia. Detrás les seguía el grueso de la fuerza, que poco antes había salido desde Dar Drius. La Columna cruzó la meseta de Arkab y se dirigió a Ambar, siendo apenas hostigada en su camino. Tras alcanzar la vanguardia dicha posición, los legionarios procedieron a ocupar rápidamente los aduares. Reiniciado poco después el avance, mientras los carros de asalto descendían “por el profundo barranco que separa Ambar de la Loma Alta, conocida más tarde con el triste nombre de la ‘loma de los tanques’ ”, las guerrillas del Tercio, fl anqueando a los blindados, subieron por la ladera de una loma para desalojar a los rifeños que se encontraban en las alturas que bordeaban el barranco. Todo ello se hizo lenta y penosamente debido a los duros combates que tuvieron que entablar con el enemigo, el cual, aprovechándose hábilmente de las condiciones del terreno y del hecho de que el resto de la Columna venía bastante retrasada, intensifi có sus ataques. Hasta entonces, los carros de asalto habían facilitado notablemente el avance, siendo seguidos por las guerrillas que iban ocupando las posiciones que eran despejadas por ellos. Sin embargo, a partir de dicho momento, los carros, en lugar de continuar apoyando con su fuego a las guerrillas del Tercio, siguieron avanzando unos ochocientos metros más, llegándose incluso a perder el contacto visual entre ambos debido a lo accidentado del terreno. Al poco, cuando reaparecieron a la vista, los carros de asalto se encontraban rodeados de enemigos que les arrojaban piedras y, a costa de grandes bajas, buscaban el ángulo muerto de sus ametralladoras. Los blindados resultaban entonces vulnerables, pues se encontraban aislados y sin el apoyo cercano de las fuerzas de infantería. Tal es así que cuando regresó a las guerrillas uno de los carros, al cual se le había interrumpido la ametralladora, el apuntador llegó herido levemente porque un moro había metido una gumía por la mirilla. No obstante, los rifeños, tras sufrir numerosas pérdidas, optaron por ocultarse en los barrancos esperando el repliegue español para atacar. Para entonces, el retraso que sobre el horario previsto venía sufriendo el progreso de la Columna (debido principalmente a la tenaz resistencia presentada por los rifeños que disputaban el terreno palmo a palmo), obligó al Alto Mando a replantearse el objetivo de la jornada, no considerando entonces conveniente seguir hasta Tuguntz, evitando así el peligro que suponía un repliegue a una hora demasiado avanzada. Por tal motivo, se ordenó que la Columna Berenguer detuviese su avance en Ambar y se procediese a la fortifi cación de dicha posición, tarea que se pudo completar mientras las guerrillas legionarias, junto con los carros de asalto, permanecían empeñadas en duro combate con el enemigo. Una vez terminadas las tareas de fortifi cación, la vanguardia de la Columna recibió la orden de replegarse sobre Ambar, para lo cual se dispuso que los carros protegiesen el movimiento de las guerrillas a través del barranco hasta que alcanzasen la posición, desde donde los legionarios tendrían que apoyar después la retirada de los blindados. Sin embargo, los moros se lanzaron en un fortísimo ataque en cuanto se percataron del inicio del repliegue español y, tras rebasar los carros, persiguieron a los legionarios en su retirada, dándoles alcance en el barranco que tenían que cruzar para llegar a la posición. Ante lo apurado de la situación, los carros de asalto intentaron retroceder hacia Ambar, progresando con grandes difi cultades debido al numeroso enemigo y lo abrupto del terreno, viéndose algunas tripulaciones obligadas a abandonar sus blindados por diversas causas (averías mecánicas, roturas de cadena y falta de gasolina) y tener que 46 539 · II-2017 La Legión


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