Entrevista este mundo, pero nunca pensé que acabaría siendo torero. ¿Dónde cogió su primer capote? En casa. Mi padre tenía capotes, muletas... desde el primer momento lo he tenido muy cercano. ¿Lleva la cuenta del número de orejas en todos estos años? No soy metódico para eso. Mi hermana es la que está más pendiente de ello. Estos 20 años dejan buenos momentos con Puertas Grandes y triunfos, pero ¿cuáles son los momentos más difíciles para un torero? Cuando un torero lleva tanto tiempo tiene momentos malos muy a menudo, porque no siempre las cosas salen como te gustaría. El triunfo es algo que tienes que buscar con mucho ahínco, con mucho entrenamiento, y con mucho esfuerzo. Y viene cuando tiene que llegar. Los momentos malos vienen y no tienes por qué tener culpa, pero forman parte de la profesión. Ante una cogida, como pudo ser la de Pamplona, ¿se replantea seguir? Momentos de debilidad siempre tienes y piensas si merece la pena tanta lucha. Pero son momentos pasajeros que pasan. No hace falta ser torero para tener momentos duros, pero el toro esta ahí y el peligro es evidente. Es lo que te gusta y es tu profesión. Mientras tengas ese deseo de seguir toreando, pueden más las ganas. 58
TIERRA EDICION DIGITAL 26
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