747 El vigía

REVISTA DE AERONAUTICA Y ASTRONAUTICA 866

Hace 100 años Nacimiento Madrid 29 septiembre 1917 Hijo del ilustre doctor D. Luis Recasens Serrano y de D.ª María Queipo de Llano Prado, en la capital del Reino ha nacido un niño que será bautizado con el nombre Manuel. Nota de El Vigía: Con el título de bachiller y como miembro de una ilustre saga familiar de ginecólogos, preparaba su ingreso en Medicina, cuando el alzamiento militar trastocó todos sus planes. Ya el 18 de julio ingresa en las Milicias Nacionales de Sevilla, tomando parte en las operaciones para la proyectada toma de Madrid; hasta que, el 10 de marzo de 1937 fue llamado al 3.er curso de Tripulante de Avión de Guerra. Era lógico, ya que al igual que con la medicina, Manuel había heredado una fuerte vinculación con la aviación. Su padre había sido fundador del Aero Club de Andalucía, piloto, y propietario de una preciosa “Monocoupe” norteamericana; sus hermanos: Magdalena, madrina de la bandera que –en 1935– el Aero donó a la 2.ª Escuadra de Tablada. Sebastián (21), a los diez días de iniciada la guerra, llevando a cabo junto a su amigo Tomás Murube un servicio de reconocimiento, en una de las DH Moth militarizadas del Aero, esta fue derribada por tiro de fusil en La Roda, donde toman tierra, siendo hechos prisioneros y fusilados. A título póstumo, se les concedió la Medalla Militar individual. Por último; Luis, piloto también, luego de volar “Romeos” y “Ocas” de asalto, como cazador, pasaría a integrarse en el Grupo Morato. el vigía Cronología de la Aviación Militar Terminado el referido curso y promovido al empleo de alférez de complemento de Aviación, nuestro protagonista fue destinado a un grupo de “Cadena” -el 6-G-15- que manda el prestigioso comandante Cipriano Rodríguez (Cucufate para los amigos) un veterano profesional, juvenil y valiente como el que más, quien, junto a Carlos de Haya, había batido varios récords mundiales y llevado a cabo aquel formidable salto (4.500 km) de Sevilla a Bata (Guinea Española). Volará los Heinkel 45, popularmente conocidos como Pavos; un biplano grandote, dotado de un motor BMW de 750 hp, que vuela a 220 km/h y en picado alcanza los 300; puede cargar 30 bombas de 10 kg y dispone de dos ametralladoras, una en el morro y otra móvil que, cubriendo la cola, la manejará el tripulante; él mismo. El 1 de julio, montaba en León en el primero y, con ellos, en uno u otro frente, cumpliendo servicios de pequeño bombardeo y ametrallamiento –las más de las veces en “Cadena”– haría toda la guerra. Los aeródromos de Logroño, Zaragoza y Burgos, además de los pomposamente así denominados –que no eran sino terrenos de cierta extensión, más o menos lisos – como Ávila, Delta Casavieja, Osorno, Torrelavega, Olmedo, La Almunia de Doña Godina, Bello, Puig Moreno, Caudé, Calamocha, Española “Canario” Azaola Miembro del IHCA Castejón del Puente, Posadas, Albatarrech y Bell-Puig supieron del aleteo de los Pavos y del bullicio de aquel medio centenar de aviadores (pilotos y tripulantes), más los mecánicos, asistentes y tropa, todos en su gran mayoría jóvenes a los que hubieron de “dominar” unos profesionales de lujo, como el citado Cucufate y el comandante Félix Bermúdez de Castro, el popularísimo Chilín, pintoresco y con un valor extraordinario. La actitud para la gente joven, de aquellos cuarentones fue sorprendente y ejemplar. Los servicios, con sus ataques rasantes en beneficio de la Infantería, por arriesgados y continuos, merecieron no pocas felicitaciones, como aquella del general Muñoz Grandes que decía: «En mi ya larga vida militar, harto de ver derrochar heroísmo por nuestros soldados, jamás he visto bravura igual a la que vosotros habéis desarrollado sobre las cumbres del Espandes». Pero no todo fueron éxitos, también tuvieron derribos; algunos, sin consecuencias personales, se habían visto obligados a tomar fuera de campo; otros, bastante más graves, se cobraron la vida de catorce compañeros, que constituyendo una pequeña familia, reciben la noticia con estupor y lo sienten en el alma; pero, son aviadores, conocen el riesgo y son conscientes de que están metidos en una dura pelea, que hay que seguir y ganar. En ocasiones, en pleno “fregao”, los 15 Pavos (los 12 restantes están de baja o en reparación) cumplen jornadas de tres horas. Y, como en Teruel, a pesar de sufrir una meteorología infernal, totalizan en un mes casi 30 horas de vuelo por avión y 21 servicios de guerra. Por aquellas fechas, nuestro personaje y su compañero Mario Gómez Alonso, con su ascenso a teniente, habían logrado la segunda estrella, y en uno de aquellos campos perdidos donde estaban desplegados, de la mejor forma que pudieron, celebraron el acontecimiento Días después, por las operaciones llevadas a cabo para liquidación de la bolsa de Bielsa se concedió al 6-G-15 la Medalla Militar colectiva, que en adelante, con orgullo, llevarían bordada en la bocamanga del uniforme. Los Pavos se vuelcan en la ruptura del frente por el sector del río Guadalope, no sufren derribos, pero la metralla alcanzó a casi todos, quedando tan solo tres en condiciones de vuelo. Al mismo comandante (el Chilín), un rebote le hirió atravesándole una pierna; así y todo, pudo volver al aeródromo. En agosto dio comienzo el periodo de máxima actividad y el comandante, que ya se había incorporado, registraría en su cartilla 26 servicios y 46,20 horas de vuelo, tan es así que, el mes siguiente, los aviones, alguno con 20 impactos, hubo de pasar por Logroño para revisión. En este ínterin, el comandante Llop releva a Bermúdez de Castro. Ciñéndonos a nuestro protagonista, el día de Reyes, su piloto, al aterrizar le “regaló” un capotaje, que, aunque aparatoso, no tuvo más consecuencias que las que sufrió el Pavo matriculado 15-2. La guerra tocaba a su fin y Recasens, en formación, sobrevuela Barcelona en espectacular desfile. La prensa, inflamada, decía: «El público prorrumpió en delirantes ovaciones a los Caballeros del Aire, admirado ante el soberbio espectáculo». Al día siguiente, también junto a una nutrida representación de la aviación nacional, los Pavos participaban en el desfile celebrado en Tarragona sobre la flota. Luego marcha el grupo a Zaragoza, Ávila, Cáceres, Sevilla y Málaga. ¡Al fin! el primero de abril de 1939 se había alcanzado la paz; al día siguiente, el teniente Recasens era destinado a Tablada, al Grupo Mixto 86-70, dotado de bimotores Junkers Jumo y Heinkel 70 de reconocimiento; estos, sobre todo, le llamaron mu- REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Septiembre 2017 747


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