Armas y Cuerpos Nº 135 41 cordones fue recuperada tras la Guerra Civil por los Caballeros Ofi ciales Cadetes de la Academia de Transformación de Infantería, que ocupó el centro zaragozano hasta la reapertura de la General en 1942; transfi riendo a los nuevos cadetes su característico distintivo. La entrega de sables Enraizada en la medieval “Investidura de armas” con la que el armado caballero asumía el deber de seguir una abnegada vida entregada al Servicio con generosidad y nobleza en sus modales y conducta, la entrega del sable, símbolo de la condición de Ofi cial, materializa la adquisición de condición de Caballero o Dama Cadete. En la ceremonia, que tiene lugar en el mes de octubre, los cadetes de nuevo ingreso reciben el sable de manos de los Caballeros Cadetes de segundo curso, después de que los números uno de ambas promociones hagan lo propio y dirijan unas palabras a sus compañeros asumiendo los compromisos adquiridos en nombre de sus Promociones. Se establecerá así entre ellos desde ese momento una relación de “pater-fi lio” en el argot académico. Una relación de compañerismo y tutela entre el veterano y el nuevo que trascenderá más allá de su estancia en la Academia. La ceremonia académica data del curso 1948-49, cuando la tradicional recepción de los nuevos cadetes por las promociones de veteranos formadas en el patio de armas, fue acompañada con la introducción de la entrega del sable de Ofi cial por los de segundo Curso. El Decálogo del Cadete Una de las primeras tareas que impuso en 1927 el general Francisco Franco, nuevo Director de la Academia General Militar que reabría sus puertas en Zaragoza, fue la de compendiar en diez máximas los eternos valores y virtudes que, recogidos en las Reales Ordenanzas y el Juramento a la Bandera, debía absorber el Caballero Cadete y futuro Ofi cial desde su llegada al Centro. Auxiliado en la empresa por el coronel Campins, Jefe de Estudios, el paso de ambos por el Tercio de Extranjeros, del que el general había sido segundo Jefe, sugiere la inspiración del Decálogo en el Credo Legionario, redactado siete años antes. Su asimilación comenzaba nada más llegar al
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