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Centro, ya que en la documentación que los nuevos alumnos recibían en su domicilio encontraban un ejemplar del Decálogo. Actualmente sigue entregándose en similar y manejable formato para llevarlo consigo, siendo declamado en voz alta a diario en formaciones, exigido en cualquier momento y rincón por algún activo profesor, y en constante presencia adornando los pasillos inferiores del edifi cio principal. El hecho de que sus creadores hubieran recibido una formación de Arma y no General (ingresaron en Toledo tras la I Época) no fue óbice para que el decálogo hoy en día constituya una de las referencias del Espíritu de la General, y a su vez fuente de inspiración para otros Decálogos. La Academia y la Virgen del Pilar Otra de las ceremonias que tienen a los cadetes de nuevo ingreso como protagonistas es la presentación ante la Virgen del Pilar. Con este acto en este caso voluntario, dado su carácter religioso, los nuevos Caballeros Cadetes se ponen bajo su protección y rinden homenaje a la ciudad de Zaragoza. Su origen data del 5 de octubre de 1928, en el marco de los actos de inauguración de la II Época de la General. Fueron presididos por el general Miguel Primo de Rivera, entonces Presidente del Gobierno, antiguo alumno de la I Época en Toledo y artífi ce de la reapertura del Centro en Zaragoza. Para el tradicional paso de a uno bajo su manto, luce la Virgen desde 1945 el donado por la Academia, que guarda el Museo de la Basílica. Esta especial relación se extiende actualmente con la participación de los cadetes en la Ofrenda de Flores que cada 12 de Octubre tiene lugar en la plaza del Pilar, aunque no fue la única. Durante algunos años a partir del curso 1944-45, los cadetes se unieron a la Asociación de Caballeros del Pilar comenzando a hacer vela en la Capilla de la Virgen las tardes de los sábados. El Cadete Honorífi co Desde su reapertura en Zaragoza en 1927, lazos estrechos vincularon a la Academia General con la Ciudad Inmortal a través de personas e instituciones, y que se vería respaldada con la institucionalización en 1990 por el General Carlos García Ferrer, Director del Centro, de 42 Armas y Cuerpos Nº 135 la concesión del título de «Caballero Cadete Honorífi co» o «Dama Cadete Honorífi co». Con la entrega en el acto del Aniversario de la Academia, de un Diploma y enmarcados el Emblema de la Academia y los Cordones Rojos se distingue cada año a destacadas personalidades del ámbito civil en su afecto, compromiso y apoyo a la Academia General Militar La tradición musical: El tradicional binomio música-milicia adquiere en el caso de la Academia una importancia especial. Al solemne Himno acompaña un extenso acervo musical de canciones adoptadas, adaptadas o de producción propia. Incluimos aquí la obligada referencia al verso de Calderón, pues aunque también se recita, suele cantarse al ritmo del paso ligero. El himno de la Academia General Militar Nada menos que hasta 1974 hubo que esperar para que la Academia General Militar tuviera Himno propio, cantándose hasta entonces los de las distintas Armas. Compuesta su letra por el general Carlos Iniesta, Director de la Academia entre 1963 y 1968, y la música por el Comandante Pedro Raventós, Director de la Banda y Música. El verso de Calderón Extraordinaria síntesis de virtudes militares es, junto al Decálogo, una de las primeras cosas que el cadete de nuevo ingreso debe aprender y asimilar para que le sirvan de guía constante. Lo encontramos en la jornada (acto) primera de la comedia Para vencer a Amor querer vencerle, escrita alrededor de 1654 por el soldado y escritor Pedro Calderón de la Barca y estrenada ante sus Majestades en el salón real de Palacio. En un momento de la obra el protagonista, César Colona, responde a un remiso a c o m p a ñ a n t e a alistarse en el Ejército Real con los conocidos cuarenta versos, siendo los últimos dieciséis los que conforman el conocido como Verso de Calderón.


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