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Se clasifi có, entonces, a los mutilados en cuatro categorías: mutilados absolutos, permanentes, potenciales y útiles, aunque se sucedieron varias reorganizaciones que favorecieron la aparición de una legislación más amplia. En 1985 se declaró, de forma implícita, la extinción del Cuerpo de Mutilados ya que, por Ley, a partir del 1 de enero de ese mismo año no podía ingresar en él ninguna persona que se lesionara a partir de esa fecha. Con la desaparición del antiguo Cuerpo de Mutilados, en 1992, se produjo la desmembración de un colectivo que, durante siglos, fue un Cuerpo vivo dentro de las Fuerzas Armadas, teniendo miembros tan ilustres como D. Miguel de Cervantes Saavedra, autor de nuestra obra más universal, D. Blas de Lezo, uno de los Almirantes más aclamados de la Armada española o D. Cristóbal Pérez de Herrera, médico, político y poeta. Así pues, una vez conocida la posible disolución del Cuerpo de Mutilados, en 1989 nació la Asociación Cultural de Inválidos Militares de España (ACIME), actualmente conocida como Asociación Española de Militares y Guardias Civiles con Discapacidad (ACIME). En sus primeros años, los problemas derivados de la disolución del Cuerpo desembocaron en una acción reivindicativa en defensa de los derechos del colectivo. Armas y Cuerpos Nº 135 97 Durante los siglos XVI y XVII célebres sociólogos españoles, como Luis Vives, Juan de Mariana, Cristóbal Pérez de Herrera o Juan Ceballos abogaron por el amparo y el trato que se les debía dar a los militares con discapacidad. Y durante los reinados de Felipe II, Felipe IV y Carlos II se siguieron creando múltiples Cédulas Reales que demandaban el reconocimiento de los inválidos militares y la necesidad de erigir hospitales y hospicios para atender sus necesidades. Pero los cambios que marcarían el destino de los inválidos militares no se produjeron hasta el siglo XVIII con la formación de Compañías, Batallones y Regimientos de Inválidos que derivaron en la creación, durante el reinado de Isabel II, del Cuerpo de Inválidos, declarado a extinguir durante la II República. En 1936 estalló la Guerra Civil española, la cual generó una gran cantidad de heridos que, por Ley, ya no podían ingresar en el Cuerpo de Inválidos Militares. Ante esta situación, el general Franco encargó al general Millán-Astray, que perteneció a dicho Cuerpo de Inválidos, que se encargara de crear un Cuerpo que acogiera a todos estos heridos. Así, en 1937 se creó la Dirección de Mutilados, encargada, a su vez, de organizar el Benemérito Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria.


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