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TIERRA DIGITAL 29

Entrevista sólo quería vivir en paz y libertad. Llegas a comprenderle, pero no a justificarle. Cambia cuando se queda sólo... Sí, entonces a quienes tengo enfrente son fanáticos religiosos. Se jactan cuando hay atentados en París y Bruselas, nos dicen que los próximos vamos a ser nosotros, me intentan convertir al Islam. Aquí ni comprendes ni justificas. En los momentos del secuestro, cuenta en el libro, que hablaba con Dios... Cuando empecé a cubrir la guerra en Siria dejé de rezar, porque no entendía que Dios permitiese que hubiese niños destrozados por las bombas. Esto cambia en el momento en que a mi me separan de mis compañeros durante el secuestro. Estoy aislado, solo, y decido empezar a retomar la relación que había y todos los días hablo con él como si fuera mi amigo. ¿Tenía la esperanza de que iba a regresar? Llegas a perder la esperanza. Los primeros meses, al estar con tus compañeros y el trato no ser malo, mantienes la esperanza. En el momento en que me separan de ellos y cambia el trato, llegan las peleas, o simulan mi ejecución, piensas que no vas a salir. Durante el secuestro le confunden con un espía, y le separan de sus compañeros, ¿qué cree que hubiera ocurrido si en lugar de ser periodista hubiese sido militar? Me hubiesen ejecutado, porque ellos me lo decían sin ningún tipo de tapujos. Me decían que a los militares y a los espías les mataban sin contemplaciones. LA DESESPERACIÓN Llegó hasta tal punto que se planteó terminar con su propia vida... Sabes quién te tiene y entonces dices “ya lo hago yo”. Me arrepiento de haber intentado quitarme la vida. Yo creo que, en esas circunstancias, cualquier persona se lo habría planteado. Antes del secuestro había pasado varias Navidades sin su familia. Pero en 2015 lo hizo en Siria, secuestrado, y celebró el cambio de año comiéndose una mandarina. ¿Cómo vivirá la Navidad este año? La pasaré en casa, con mi familia, disfrutando, no sólo de la Navidad, sino de todos los días de mi vida, que es algo que no valoramos hasta que nos ocurre algo de esto. Aquella Navidad de 2015 partí la mandarina en 12 gajos y me los empecé a comer para sentirme más cerca de ellos. EL ANHELO ¿Cree que puede ser similar su sentimiento al de un militar que está en misión y siente el anhelo de su familia en esas fechas del año? Sí, claro. Yo entien- 54


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