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TEMAS PROFESIONALES una estrategia proactiva para el Ártico? Todo parece indicar que la verdad está más cerca de esta segunda opción. Veámoslo con más detalle. Para empezar, llama la atención que China se haya autodefinido como un «estado casi ártico», algo que contrasta con las evidencias geográficas pero que como declaración de intenciones no tiene desperdicio. Lo cierto es que en los últimos años está intensificando sus acuerdos y sus presiones (depende del caso) en relación con los miembros de pleno de derecho del Consejo Ártico. Un repaso somero a sus relaciones con cada uno de ellos puede darnos una idea bastante aproximada del estado actual de la cuestión. Además de resolver el conflicto del mar de Barents, las relaciones de China con Noruega le han llevado a construir una estación de investigación en Ny-Alesund (Svalbard), operativa desde el año 2004, llamada Río Amarillo y dotada con cuatro laboratorios. Las islas Svalbard vienen constituyendo una excelente base avanzada, ya que allí se ubican algunos de los asentamientos humanos permanentes más septentrionales, habiendo sido tradicionalmente una zona de soberanía noruega, pero ampliamente explotada por Rusia (minas de carbón, antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial). En estos momentos, parece que China quiere tomar la delantera en tan privilegiado enclave. Asimismo, China ha firmado un reciente acuerdo de libre comercio con Islandia, donde su compañía CNOOC ha obtenido una licencia para explorar posibles yacimientos de petróleo en las costas del «país del hielo». Notoriamente, está aprovechándose de la mala relación de Reikiavik con la Unión Europea en cuestiones como la negociación de cuotas pesqueras. Significativamente, Wen Jiabao visitó Islandia en abril de 2012, y al año siguiente se firmó un tratado de libre comercio bilateral. China tiene interés en beneficiarse de los avances islandeses en materia geotérmica, y en ese ámbito ya existe una joint venture liderada por SINOPEC. A su vez, planea establecer en Islandia una base logística de gran capacidad para el transporte marítimo (5). De nuevo, los niveles de penetración en un estado miembro de la OTAN son significativos. Las relaciones con Dinamarca, debido al interés chino por Groenlandia, son bastante más delicadas. Se cree que en Groenlandia se encuentra el 10 por 100 de los depósitos mundiales de «tierras raras», que China quiere controlar (6). Por lo pronto, los chinos están explotando una mina de hierro en Isua por medio del General Nice Group. Se prevé el traslado de más de 2.000 trabajadores (dato relevante, teniendo en cuenta la escasa población de esa isla-continente), aunque esta mano de obra china también está siendo contratada por la (5) GUSChIN, Arthur: «China, Iceland and the Arctic», The Diplomat, 2015. (6) Las «tierras raras» constituyen un componente fundamental para el desarrollo de las energías renovables y para el almacenamiento de energía eléctrica. 310 Marzo


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