Internacional relacionados con las telecomunicaciones, mejoras en las estructuras de la base “Gabriel de Castilla”, la aplicación de las estrategias necesarias para la implementación del uso de energías renovables (solar y eólica) y, como novedad, el empleo de drones. «Estos han servido tanto para el apoyo a ciertas investigaciones científicas —por ejemplo, para poder ver un glaciar desde arriba—, como para el reconocimiento de rutas por motivos de seguridad », explica el jefe del contingente. Pero si algo destacan los militares que de allí ahora regresan es la experiencia única que supone participar en esta, la misión más antigua y lejana del Ejército de Tierra: «Va más allá de lo profesional, es una experiencia vital. Estando aquí adviertes lo pequeño que es el hombre y, por contraste, lo grande que es la naturaleza. Participar en esta misión es un privilegio», añade el oficial al mando. Además, tienen la oportunidad de convivir con científicos civiles de diversas nacionalidades, sobre lo que el comandante Beneitez destaca el buen ambiente reinante: «La relación ha sido muy buena y la colaboración muy estrecha. La gente se va de la base muy contenta. La Antártida es, además, un ejemplo de colaboración entre Instituciones: Fuerzas Armadas, Centro Superior de Investigaciones Científicas, Agencia Española de Investigación...». Una feliz colaboración que se ha visto empañada por el triste fallecimiento de un miembro de la tripulación del Hespérides, el capitán de fragata Javier Montojo, el 2 de marzo. DEP. 51
TIERRA DIGITAL 33
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