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REVISTA GENERAL DE MARINA 274-5

TEMAS GENERALES Segunda etapa. Desaparición, resurgimiento y cierre (1759-1936) Aunque como señalamos Carlos III no tenía una personalidad melómana, sí consideró apropiado erigir en El Soto del Rebollo la que se conocería como Casa de Marinos (14), edificio que se concibió para albergar en su interior a las falúas. No obstante, fruto del relativo desinterés del monarca por el establecimiento, lo prueba el hecho de que en 1788 se había reducido en casi un 40 por 100 el personal enviado desde Cartagena para cubrir su servicio (15). Sello que representa a La Real. Su sucesor, Carlos IV, ordenó remodelar todas las construcciones existentes e incluso se atrevió en ocasiones a dirigir personalmente los «movimientos de la escuadra», cosa que a priori denotaba un interés por el lugar, pero en 1789 ordenaría trasladar veintiséis embarcaciones desde Cartagena al «Mar de Ontígola» (16), laguna artificial que había sido creada en tiempos de Felipe II situada a más de dos kilómetros de Aranjuez, donde prefirió, por ser aquellas aguas más tranquilas, hacer sus «pinitos» de mar. Tras la invasión francesa, la Casa de Marinos quedó derruida, echando los galos a pique (o quién sabe si quizás fueron víctimas de las llamas) todas aquellas maravillosas falúas del siglo xVIII. Poco a poco iría renaciendo la escuadra durante la etapa fernandina, y así, en 1814, se dotó al establecimiento de un pailebot. También tres años más tarde se llevaría allí una falúa que se construyó en el Buen Retiro (17), y se nombró al teniente de navío Manuel Clemente Miró como comandante de (14) Al parecer denominada originalmente Casa de Marina, aunque siempre sería conocida como Casa de Marinos al ser confiada su guardia y dirección por miembros de la Armada del Rey. (15) Aquel año, del personal de la Maestranza se enviaron seis carpinteros, seis calafates, un condestable y un marinero. Del personal de la Armada, un contramaestre, un patrón de falúa, 33 marineros, siete grumetes, un cabo segundo y dos bombarderos. Véase: PÉREZ-CRESPO MUÑOZ, María Teresa: El Arsenal de Cartagena en el Siglo xVIII. Editorial Naval. Madrid, 1992, p. 83. (16) Federico Gravina fue el encargado de dirigir el transporte. Algunas de ellas eran bergantines de hasta 16 metros de eslora. (17) Botada el 19 de marzo de 1817. 2018 837


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