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REVISTA GENERAL DE MARINA 274-5

TEMAS GENERALES problema se incrementaba con los nuevos buques, todavía más grandes, que deberían construirse en Brest y Saint-Nazaire, respectivamente. En la grada de Salou, el Richelieu tuvo que repetir la historia del Dunkerque, construyéndose en dos piezas de 197 y 43 metros. Pero en Saint-Nazaire no era posible ocupar el dique del Normandie el tiempo que duraría la construcción. El Jean Bart se construiría en otra grada río arriba, la llamada Ouvrage Caquot del astillero Ateliers & Chantiers del Loira, diseñada por el ingeniero Albert Caquot. Consistía en un complejo de dos gradas paralelas de 325 m de longitud, una somera para construir el barco y otra profunda de montaje y botadura con el piso tres metros por encima del nivel medio de las mareas, que en el río Loira alcanzan de cinco a seis metros de carrera. Cuando el casco del buque quedaba terminado en la somera, se inundaba todo el complejo con la pleamar, clausurándose mediante una puerta hidraúlica, que permitía poner el casco a flote para pasarlo sobre la isleta intermedia de servicio (donde discurría sobre raíles la monstruosa grúa Gusto, capaz de mover 240 toneladas) y quedar instalado en la otra grada, la profunda para montaje y botadura. Era un notable complejo de ingeniería que permitía abordar dos construcciones a un tiempo, pero demasiado complicado de utilizar. El punto débil del Ouvrage Caquot estaba en los accesos. Para salir o entrar al dique profundo había que pasar entre la Roca de Penhöet y la isla Gran Tortuga, canal de la ribera del río Loira que no tenía profundidad, debiendo ser continuamente dragado. Luego se giraba casi 45º para alinear la grada. Sacar del complejo un buque de 244 m de largo, 33 de manga y más de nueve de calado como el Jean Bart era toda una hazaña y precisaba de un canal de al menos 70 m de ancho para dejar margen de giro y holgura al casco, previniendo efectos de viento y corrientes. La construcción del súper acorazado se inició en verano de 1936, avanzando muy lentamente. En marzo de 1939 el casco del Jean Bart estaba concluido, pero era un casco vacío, aún sin la planta propulsora (calderas y turbinas), hélices ni timones, con el armamento construyéndose muy lejos. En diciembre, procedente del crucero Montcalm, llegó a Saint-Nazaire el capitán de navío Pierre-Jean Ronarc’h, nombrado comandante de quilla del acorazado y verdadero artífice del «milagro» del Jean Bart. Su primer desafío fue la «travesía» del acorazado de la grada somera a la profunda —el 6 de marzo de 1940 y en presencia del prefecto de Lorient y el Servicio Técnico de Construcciones Navales de la Royale—, comenzando la instalación de la maquinaria y ejes. Entretanto, una draga holandesa limpiaba el canal por fuera; su previsión era tenerlo listo para octubre de 1940, cuando se botaría el acorazado. Pero imperiosas circunstancias harían pedazos estos planes: el 10 de mayo de 1940 los alemanes invadieron Bélgica, sobrepasando la línea Maginot y el río Meuse sin que se les pudiera detener en suelo francés como en la Gran Guerra. El peligro de que tanto el Richelieu como el Jean Bart cayeran en manos de los invasores nazis se hizo evidente. El primero estaba suficientemente adelantado en Brest y lograría salir a tiempo; pero la fuga del magnífi- 2018 863


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