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Revista Historia Militar Extra 1 2018

LOS LEGADOS PONTIFICIOS Y LA GUERRA EN LA PENÍNSULA… 215 Cluny contaba con el apoyo incondicional de su sobrina la reina Constanza y de Alfonso VI, quien, con ocasión de la visita del gran abad, duplicó el censo de mil áureos otorgado por Fernando I a la abadía borgoñona64. La situación política que se produjo en los reinos alfonsinos también guarda estrecha relación con la visita del abad cluniacense. Unos meses después de la entrada triunfal en Toledo (1085), los almorávides infligieron al rey su primera gran derrota en Sagrajas (1086), continuando una impetuosa campaña hasta Uclés. Numerosos nobles francos acudieron a la llamada de auxilio de los monarcas hispanos, y dos de aquellos caballeros se instalaron en la corte de Alfonso VI y Constanza: Enrique de Borgoña, hermano de Eudes I, y su primo el conde Raimundo de Amous65. El poderoso abad de Cluny intervino para solventar la disputa generada entre el conde Raimundo y Enrique de Borgoña, primos entre sí y yernos ambos de Alfonso VI, casados respectivamente con sus hijas Urraca y Teresa. A la muerte de la reina Constanza (septiembre u octubre de 1093), Alfonso VI nombró heredero universal de sus reinos a Raimundo, lo que había provocado la ira de Enrique, quien se consideraba ninguneado en sus derechos legítimos66. Hugo de Cluny era pariente de ambos condes, quienes además provenían de aquellas tierras borgoñonas gobernadas espiritualmente por la abadía cluniacense. Por ello decidió implicarse en la solución de este conflicto, enviando a España a su legado Dalmacio Geret, cuyo buen hacer quedó reflejado en la concordia firmada por los primos (ca. 1093- 1094). Dalmacio se presenta como una figura excepcional desde el punto de vista de las legaciones a la Península Ibérica. A primera vista no era un enviado pontificio sino cluniacense, aunque cabría la posibilidad de que Dalmacio hubiera sido enviado a España a instancias del propio Papa Urbano, hipótesis reforzada por el hecho de que Dalmacio fuera elegido poco después para ocupar la sede compostelana. Esto no pudo ser una mera circunstancia sobrevenida, sino parte del proyecto pontificio de ordenación 64  GAMBRA, A., Alfonso VI..., Vol. II, Doc. 110, pp. 287-290. El documento está firmado en Burgos y datado en la Pascua del año 1090, y señala explicitamente la presencia conjunta del rey y el abad en tal ocasión. Gambra ha señalado la excepcionalidad diplomática del documento, que parece haber sido compuesto por la cancillería del abad, no del rey, aunque también podría tratarse de una falsificación. 65  BAQUERO MORENO, Humberto, “Portugal e o reino das Astúrias no período de formação”, en Astúrias e Portugal. Relações históricas e culturais. Actas do Colóquio 5 a 7 de Dezembro de 2005, Lisboa, Academia Portuguesa da História, 2006, pp. 132-133. 66  GAMBRA, A., Alfonso VI..., Vol. II, Docs. 123, 125, 126 y 127, pp. 316 -328. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2018, pp. 215-268. ISSN: 0482-5748


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