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Revista Historia Militar Extra 1 2018

44 ANA ARRANZ GUZMÁN Aristóteles) para fundamentar la nueva concepción del poder monárquico, así como de algún experto en la milicia a la hora de analizar determinados temas bélicos y castrenses. Tal es el caso del famoso Vegecio, citado por Alfonso X en su exposición sobre la manera en que han de ser escogidos los caballeros: “…E esta manera de escoger usaron los antiguos muy grand tiempo. Mas porque estos atales vieron después muchas vegadas, que non aviendo verguença olvidaban todas estas cosas sobredichas, e en logar de vencer sus enemigos, vencianse ellos ovieron por bien los sabidores que catassen omes para estas cosas, que oviessen en si verguença naturalmente. E sobre esto dixo un sabio que uvo nome Vegecio, que fabla de la orden de caballería, que la verguença vieda al caballero que non fuya de las batallas, e porende ella le faze vencer. Ca mucho tovieron que era mejor el ome flaco e sofridor, que el fuerte ligero para fuyr…”56. Pero lo cierto es que los tiempos eran otros. Por ello ya hace algunos unos años se llamó la atención sobre el hecho de que, si bien las alusiones a la obra de Vegecio fueron una realidad, también en los textos literarios como en Libro de los Estados de don Juan Manuel, la influencia real de su obra en la didáctica militar castellana debía ser, como poco, puesta en duda57. Los tratadistas medievales y, por supuesto, los legisladores tenían que desarrollar una didáctica militar y una normativa legal, respectivamente, conectadas a un tipo de guerra y a un tipo de sociedad que distaban mucho de las vividas por Vegecio. Ni el reclutamiento, ni las tácticas, ni la formación de los soldados de Roma podían ser trasplantadas sin más a la Castilla bajomedieval. Y algo parecido creo que se puede decir en relación con el lenguaje y el discurso bélico. No cabe duda de que este último bebió del desarrollado en época clásica -muchas veces recomendado como lectura para los príncipes y los jóvenes de familias nobles- pero era preciso inspirarse en otras fuentes más adecuadas para justificar y engrandecer la guerra multisecular mantenida frente al Islam peninsular, la Cruzada del sur, y este propósito se cumplió en las Partidas. Los planteamientos y leyes que el Rey Sabio hizo en la II Partida sobre la guerra y la organización militar, al igual que el resto de los temas 56  Siete Partidas, II, XXI, II. Para el texto de Vegecio, Flavio: Epitoma Rei Militaris, D. Paniagua (ed.), Compendio de técnica militar, Madrid, Cátedra, 2006. 57  Me refiero a las consideraciones expuestas por García Fitz, Francisco: “La didáctica militar en la literatura castellana (segunda mitad del siglo XIII y primera del XIV)”, en Anuario de Estudios Medievales, 19, 1989, pp. 272-283, en concreto p. 274. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2018, pp. 44-76. ISSN: 0482-5748


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