Page 39

TIERRA DIGITAL 37

Internacional EL BAILE COMO VÁLVULA DE ESCAPE por el teniente Vázquez y el soldado Lillo El contingente anterior contaba con un profesor de bachata, pero al marcharse, la actividad estaba avocada a la desaparición. Algo que el soldado Lillo, operador del Centro de Comunicaciones de la Unidad de Transmisiones y asiduo a clases de baile en España, no podía permitir. Así que, a pesar de que nunca en su vida había dado clases, decidió ofrecerse como profesor. «Me daba pena que se acabara, ya que había gente que le gustaba esa actividad y que quería aprender. Así que me lancé», recuerda. Los inicios no fueron fáciles. Como cualquier misión cuando empieza, el trabajo desbordaba a todo el mundo y la asistencia se complicaba. Pero, poco a poco, fue ganando adeptos hasta convertirse en una de las actividades con más éxito, y no solo entre los españoles: italianos, canadienses, eslovenos y letones se atrevieron también con los ritmos latinos. Entre los más bonitos recuerdos que se llevan los componentes de este grupo de amigos multinacional está la asistencia a dos congresos de baile en Riga, integrándose entre la población civil, en los que pasaron «muy buenos ratos», en palabras del teniente Vázquez, jefe de la Sección de Zapadores de la Unidad de Ingenieros y otro de los grandes impulsores de la pervivencia de las clases de baile. Para ambos, el baile ha sido una forma de mantener la mente despejada y de desconectar, algo especialmente necesario para el soldado Lillo, quien, por la idiosincracia de su puesto, se pasaba «muchísimas horas encerrado entre cuatro paredes». Una de las imágenes más curiosas que dejan estas clases es la de ver a las parejas con el móvil usando los traductores de Internet y, gracias a su intermediación, poder sacar a la gente a bailar. 39


TIERRA DIGITAL 37
To see the actual publication please follow the link above