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ARMAS Y CUERPOS 138

La esperanza le impulsa a la búsqueda y ésta le lleva al objeto buscado. Y entonces sé feliz. Mejor aún, no solo entonces, si no antes. Cuando la esperanza alienta nuestro ser, somos ya felices, pues en gran parte poseemos ya lo que buscamos. Porque la vida es búsqueda. Porque la vida es lucha. Porque solo vive quién tiene depositada su esperanza en algo; y lucha por alcanzarlo. Porque es ley de vida. Porque así es el hombre. Gracias R 95. Luis Balmori El autor se dirige a los alféreces que se marchan a las Academias de las Armas. Al despedirnos de vosotros, tenemos que daros las gracias a todos por los buenos ratos que hemos pasado, y también por los malos ratos que hemos compartido. A vosotros: que tantos sudores pasasteis enseñándonos los primeros momentos de la vida militar, que nos metisteis de la mano y a fondo en la vida castrense y desvivisteis por nosotros en todo momento, que veíamos con respeto y admiración, compañeros y primeros mandos inmediatos que hemos tenido en la vida militar, que nos acompañasteis en tantas marchas cansados y sudando como nosotros pero contentos porque nos veíais alegres ¿creéis que podremos olvidar vuestros nombres? ¿Quizá el primero que aprendimos en esta casa? y os aseguro que no, no porque si lo olvidásemos no seríamos vuestros amigos, no seríamos buenos compañeros y seríamos unos ingratos. Una vez más R 95. Teniente coronel Feliú Se acusa al ejército de rendir culto a la violencia, pero el que lo conoce por dentro sabe que no es así. Ortega y Gasset en su obra España invertebrada decía: Europa padece una perniciosa propaganda en contra de la fuerza, por la que se ha conseguido imponer a la opinión pública una idea falsa sobre lo que es la fuerza de las armas. Se ha presentado como algo infrahumano y torpe residuo de la animalidad persistente en el hombre. Se ha hecho de la fuerza lo contrario del espíritu. Medítese un poco sobre la cantidad de fervores, de virtudes elevadísimas, de genialidad, de energía vital que es preciso acumular para poner en pie un buen ejército, ¿cómo negarse a ver en él una de las más maravillosas creaciones de la espiritualidad humana? La fuerza de las armas no es fuerza bruta, es fuerza espiritual. Nadie desea menos la guerra que los militares, porque son los que más la conocen. El Ejército es la mejor garantía de la paz porque su sola presencia evita las situaciones de violencia. Como dice el lema de la Academia Si vis pacem para bellum. 38 Armas y Cuerpos Nº 138 ISSN 2445-0359


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