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ARMAS Y CUERPOS 138

Pero la importancia de la Historia no se queda en conocer lo que sucedió en un tiempo pasado, sino que ha de servir también de guía para el presente y fundamento para afrontar el futuro. En este triple sentido es en el que conviene, en el ámbito de la enseñanza militar, saber el “por qué” de la renovación de las Reales Ordenanzas de 1778 de Carlos III, el “cómo” se abordó la tarea y “qué“ objetivos se marcaron a la Comisión Redactora. El por qué de esta renovación hay que situarlo en el verano de 1977 cuando reunida la Junta de Defensa Nacional, presidida por el Rey, se decidió abordar la actualización de las Ordenanzas de Carlos III vigentes desde 1768 y el 13 de Noviembre de ese mismo año el Vicepresidente del Gobierno para asuntos de la Defensa dictaba la Directiva fi jando el objetivo a alcanzar. Aunque esta Directiva tuvo en sus primeros momentos bastante oposición por parte de los sectores más tradicionales, la realidad es que de los 8 Tomos y 2.328 artículos de las antiguas Ordenanzas solo podían considerarse vigentes unos 60 del Tomo II que se referían al comportamiento ético de todo militar. Como había sido tradicional desde Sancho de Londoño, en el siglo XVI, las Ordenanzas se fueron renovando y actualizando constantemente y solo en el siglo XIX, por problemas de inestabilidad política, no había llegado a aprobarse un nuevo texto. En línea con esta constante revisión, conviene recordar que en 1975 se creó una Comisión Revisora de la Moral Militar, que tras más de un año de trabajo redactó un texto Base que luego se incorporó como documento de trabajo de la nueva Comisión Redactora. Así mismo en 1973 la Armada había creado la Comisión de Ordenanzas Generales de la Armada (CORGENAR), para actualizar sus propias Ordenanzas, dictadas por Fernando VI en 1748. No constituía por tanto una sorpresa esta nueva Comisión que en la citada Directiva justifi caba la necesidad de una tarea que era “ indudable porque la profunda transformación política y socioeconómica de nuestra Patria y la ratifi cación por parte española del Pacto Internacional de Derechos Humanos hacían necesaria la actualización, con visión de futuro de nuestras Ordenanzas y demás disposiciones que las complementaban”. De ahí la transcendencia que dio a este proyecto Felipe VI en el citado discurso 40 Armas y Cuerpos Nº 138 ISSN 2445-0359


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