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cambios propuestos se hizo una primera exposición al presidente del Gobierno y a S.M. el Rey. En este periodo de redacción y de correcciones al texto, también se presentó el texto a los tres Consejos Superiores que emitieron por escrito su valoración. Todo este proceso se llevó a cabo en poco más de dos meses y una vez introducidas las correcciones planteadas, se inició la fase de tramitación ofi cial hasta llegar al Consejo de Ministros del 16 de junio y tras los pasos obligados, al pleno del Congreso de los Diputados el 20 de Diciembre, a la aprobación el 27 de diciembre y su promulgación, con rango de Ley, el 28 de Diciembre de 1978. Sobre estos trámites y la evolución del texto se han publicados diversos trabajos en libros y en las tres revistas ofi ciales de los ejércitos. Por cierto, los últimos los han sido en el nº 924 de la revista “Ejército”, de abril del 2018. Antes de abordar los objetivos propuestos, que sin duda es lo que más interesa conocer cara a futuros proyectos similares, es bueno reseñar como complemento al proceso del “cómo”, algunas de las acciones realizadas por la Comisión que tuvieron como fi nalidad lograr la máxima difusión del proyecto y facilitar de este modo la mejor acogida a las nuevas Ordenanzas, a la vista de los recelos y críticas que existían. Las limitaciones que imponía el trámite legal decidido, que era el de rango de Ley, obligaba a la reserva del texto presentado hasta que no fuera discutido en las Cortes por los órganos competentes, se tradujo en que la información al estamento militar, que estaba naturalmente interesado en ello, se tenía que limitar a informar solo sobre los conceptos recogidos y la estructura general del texto. Para lograr la máxima difusión se organizaron conferencias en las diferentes Capitanías Generales y Zonas Marítimas y Aéreas, en las que equipos de la Comisión expusieron el motivo de la renovación, las ideas generales y las modifi caciones más destacadas respecto a las anteriores Ordenanzas. El resultado de estas conferencias no resulta fácil de valorar ya que la diversidad de asistentes y la actitud previa frente a los cambios anunciados difi cultó en extremo que se alcanzara el éxito deseado. Sin embargo constituyó un buen ejemplo de cómo había que abordar las necesarias novedades que en otros temas se preveía iban a tener que desarrollarse en un futuro próximo. Los objetivos venían fi jados en la Directiva citada, unos expresamente y otros derivados de éstos. El primero era redactar unas nuevas Ordenanzas que se denominarían “Reales Ordenanzas Militares de S.M. el Rey D. Carlos I” que debían seguir “en lo posible el esquema de las de S.M. el Rey D. Carlos III, timbre de gloria para nuestros Ejércitos casi dos siglos y espejo en el que se han mirado los que en ellos han vestido nuestros honrosos uniformes, siendo para los que hemos elegido la carrera de las armas el modelo que nos ha guiado para hacer un culto del honor, la disciplina, la lealtad, el valor y el exacto cumplimiento de nuestro deber, no solo en la milicia sino también en cualquier actividad que hayamos emprendido en la vida”. Se trataba, por lo tanto, de valorar y recoger todo lo positivo que tenían las anteriores Ordenanzas, dando por superadas las peculiaridades que correspondían a una sociedad y a estructuras operativas muy diferentes. Todo ello referido a los valores morales ya que los restantes Tomos de las de Carlos III, que regulaban el Régimen interior, la Táctica, los Honores o la Instrucción y Enseñanza estaban desde hacía muchos años 42 Armas y Cuerpos Nº 138 ISSN 2445-0359


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