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Revista-General-Marina-275-1-julio-2018

TEMAS GENERALES madura. El alcalde de la ciudad, Aguirre, agradeció en nombre de la población de Cádiz la asistencia de todas las autoridades al acto, elevando un sentido homenaje a la Reina y al Gobierno, terminando su discurso con entusiastas vivas al Rey y a la Reina; el general López Domínguez, al grito de ¡Viva Cádiz!, fue muy aplaudido. También el general de Marina y diputado por Cádiz Ramón Auñón y Villalón, después de dedicar un recuerdo a los fundadores del astillero, dijo: «El lanzamiento de un buque es siempre un suceso grato porque representa un aumento de poder, y es una demostración de riqueza y de industria. Un buque de guerra es siempre un trozo de la patria, que se desprende de ella para engrandecerla, pues que la lleva a todas partes». El alta del crucero en la Armada se hizo efectiva el 31 de mayo de 1902 y la entrega oficial se realizó el 4 de agosto, iniciando su primera singladura el 7 de septiembre navegando hacia Alicante, donde iniciaría unas maniobras. Tras tres décadas de vida marinera, el 18 de agosto de 1931 el Extremadura causaba baja definitivamente en la Lista Oficial de buques de la Armada, siendo entregado el casco por el comandante del buque, capitán de fragata Adolfo Hércules de Solás y Patudo de la Rosa, al comandante general del Arsenal de Cartagena. El 7 de noviembre de 1932 el Ministerio de Marina insertaba en la prensa un anuncio de venta del «material inútil para la Armada » por antiguo o inservible, en el que figuraban varias unidades, entre ellas el Extremadura, que permanecía en Cartagena; fijaba una tasación mínima de 108.000 pesetas. El 9 de enero de 1933, una vez vendido en pública subasta, fue remolcado desde el rompeolas de La Curra, donde se encontraba amarrado, hasta el de Santa Lucía para que la piqueta y el soplete cumplieran con su cometido. Unas últimas consideraciones Podemos decir que el crucero Extremadura, a juicio de los cronistas navales, era un buque de porte insuficiente, exigua protección y escaso poder ofensivo, así como un formato anticuado para su época. Francisco Silvela, ministro de Marina, hacía el 18 de mayo de 1900 —recién botado el crucero— la siguiente exposición: «El Río de la Plata y el Extremadura como cruceros faltos de protección de sus costados y de su artillería, no tienen otra aplicación que el servicio de comisiones en tiempo de paz, pues de emplearlos en el de guerra, aun solo en la persecución de buques del comercio enemigo, pronto serían capturados o destruidos por los cruceros acorazados y protegidos de mayor andar que las 19 o 20 millas que pueden desarrollar, en algún modo imperfecto, el papel de avisos en la defensa de costas y al amparo de puntos fortificados». Pese a todo, estimamos que prestó un gran rendimiento, considerando el dilatado tiempo que estuvo en activo y la diversidad de misiones que siempre 2018 13


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