Page 70

Revista-General-Marina-275-1-julio-2018

«La columna vertebral del pez tiene muchas espinas a lado y lado», dijimos. Claro que sí. Y recordemos renglones más arriba aquello del «músculo esquelético…». Pues bien, cuando os comáis un salmonete —ahí se ven muy bien—, id separando con la pala de pescado las porciones de carne (de músculo) que en forma de inconfundible W se desprenden fácilmente en esta operación de cirugía gastronómica. Cada uno de esos músculos se llama miómero (solo en los peces) y cubre transversalmente toda la longitud del salmonete, excepto el cráneo y la cola. Y cada uno de los miómeros articula una espina, y cada conjunto de miómeros, una sección del pez —como está mandado— para producir el movimiento ondulatorio que caracteriza la natación del mismo. Pero como es obvio, un elefante, que tiene que salir por patas, tiene otras necesidades y recursos óseos, pero el tándem músculo-hueso es el mismo in profundis: un calco del pez. La parte del esqueleto apendicular del pez tampoco va a dejarnos en mal lugar. Además de todo el tinglado vertebral que acabamos de comentar, presentan dos cinturas, una escapular y una pelviana. Las mismas que posee el coronel que suscribe y que ya tenía cuando era teniente coronel. Cada una de ellas está constituida por un conjunto de huesecillos que sustentan las aletas pares, conocidas como pectorales o escapulares y ventrales o pelvianas. Ambas son las precursoras de las extremidades en los vertebrados terrestres y en los seres humanos, brazos y piernas que se conjugan con los huesos que forman las dos cinturas homónimas (y homólogas) a las de los peces: la de los brazos, la escapular, y la de las piernas, la pelviana. Recordemos que un estado intermedio de evolución en las extremidades se aprecia muy bien en los celacantos, con sus aletas pares lobuladas que parecen patas. No sé si os acordáis de su imagen. No podemos cerrar este capítulo sin hacer hincapié en que los seres más complicados partimos de los más sencillos de la mar, lo cual parece una paradoja. Y es que los mismos primeros cordados parecen una ampolla (ascidias) y una lanceta (anfioxo) trasparentes y no pueden ser más simples. Pero la ciencia acostumbra a medir con otro rasero que el humano y encuentra sólidos motivos, en los primeros esta- RUMBO A LA VIDA MARINA El pez fieraster, que es carnívoro, vive en el interior de las holoturias. Sale y entra por ellas para comer en el exterior. Sobre esta incomprensible relación la ciencia aún no se ha podido pronunciar. (Fuente: ALVARADO, S., 1950: Biología General. Editor Salustio Alvarado). 2018 69


Revista-General-Marina-275-1-julio-2018
To see the actual publication please follow the link above