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en las mejores condiciones técnicas para su empleo, desembarazar a las unidades del material averiado o inútil y recoger el inservible o capturado al enemigo, para su aprovechamiento o destrucción. A nivel Batallón, respecto a mantenimiento, la exigencia de movilidad de las Compañías de Fusiles obliga a que las reparaciones realizadas en este nivel sean muy sencillas, operándose principalmente por sustitución de componentes y tan solo aquellas averías que limiten la capacidad de combate de la Unidad, recurriéndose incluso a técnicas “Battle Damage Repair” (BDR)4 . Por tanto, la sección de Mantenimiento actúa mediante equipos móviles, realizando reparaciones in situ o recuperaciones de material, para lo cual debe transportar consigo un nivel de repuestos (Clase IX) ajustado a las necesidades más críticas. Para el cálculo de las necesidades de Clase IX, se analizaron los datos históricos de consumo de repuestos de los últimos cinco años, defi niéndose el grado de criticidad de los mismos en función de su elevado consumo. De este análisis resultó un total de 153 artículos críticos, los cuales fueron contrastados con las capacidades de la Unidad, es decir, su grado de cobertura en el Nivel de Utilización Propio (NUP)5. El NUP es el resultado de la implantación de un sistema avanzado de gestión de inventarios basado en la demanda o PULL en el Ejército de Tierra. Lo que pretende es unir los conceptos de coste y disponibilidad operativa, mejorando el empleo de los recursos y ajustándolos a las necesidades reales de las unidades. Con ello, además, se reducen los tiempos de respuesta y se optimiza el apoyo logístico. En defi nitiva, supone un instrumento efi caz para mejorar la disponibilidad operativa de los materiales de cada unidad y, por ende, sus capacidades operativas. Tras este análisis se concluyó que el NUP no cubría las necesidades de la Unidad y, además, incurría en gastos de mantenimiento de material inmovilizado. Por ello se propone una actualización del mismo siguiendo los métodos de cálculo contemplados en el Curso Superior de Logística de Material e Infraestructura de la Academia Logística (ACLOG) y en base a la normativa de la Dirección de Mantenimiento (DIMA). Conclusiones y líneas a futuro El Ejército de Tierra, como cualquier organización, es un ente vivo que depende del entorno que le rodea, por lo que debe estar en constante evolución y racionalización. No cabe duda del esfuerzo que ello supone, sin embargo, se tiende a afrontar estos cambios siempre desde un prisma estratégico. Existen varias publicaciones militares que abordan el proceso de transformación necesario para la logística en operaciones. Sin embargo, ninguna de ellas se dirige a los escalones más bajos de la estructura, las Pequeñas Unidades. Por otra parte, las restricciones presupuestarias obligan a adaptar la estructura que se considera óptima para la Fuerza. Esto se traduce en relaciones de material y personal (RMA y RPM) que proporcionan solución al problema en el corto plazo, pero que realmente se extiende a un espacio temporal mayor. En cuanto a la evolución de la logística en operaciones, uno de los objetivos que se plantea el Ejército de Tierra consiste en potenciar la distribución frente a la acumulación. La fi nalidad que se persigue no es otra que la de reducir la carga logística de las unidades de combate y, en consecuencia, su autonomía logística. Sin embargo, este concepto resulta difícil de aplicar, ya que la incertidumbre que genera el factor enemigo obliga a establecer un equilibrio entre autonomía logística y acumulación de medios. La búsqueda de este equilibrio exige un estudio pormenorizado de necesidades y capacidades. Diciembre - 2018 Armas y Cuerpos Nº 139 19


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