Page 92

ArmasCuerpos_139

‘Batalla de Bitonto’, Giovanni Luigi Rocco (Museo del Ejército) derrotó, igualmente, al príncipe de Belmonte en Bari. El resto de la campaña no ofreció mayores difi cultades. El 7 de agosto cayó Gaeta, tras siete días de cerco, y el 22 de octubre, Capua después de cuatro meses de bloqueo, con lo que terminó la conquista del reino de Nápoles. En paralelo, el propio Carrillo, designado “Capitán General del Reino de Nápoles y Sicilia”, se había puesto en agosto al frente de la expedición a Sicilia, con 18.000 hombres y 2.000 caballos. Las ciudades fueron reconociendo la soberanía española tan pronto como aparecían ante ellas estas tropas, con la única resistencia austriaca en Messina, Trápani y Siracusa, que se rindieron tras cortos bloqueos. Había fi nalizado la conquista del reino de las Dos Sicilias, con unos escenarios y operaciones que guardan bastante parecido con lo realizado por el Gran Capitán entre 1501 y 1504. Estas victorias le valieron a su jefe militar, en abril de 1735, del título de grande de España de 1ª clase con la denominación de duque de Montemar. Además, por parte napolitana, se le concedió el ducado de Bitonto. Pero la guerra aún no había terminado, pues Montemar recibió órdenes de organizar un “cuerpo de tropas respetable” con el fi n de pasar a Lombardía. Las hostilidades se reanudaron en la primavera de 1735: en mayo se rindieron las plazas de Port Ércole y Orbetello, y en agosto, Mirándola. El objetivo fi nal era Mantua, pero no pudo ocuparla antes de que se fi rmara la paz, en noviembre de ese año. El regreso del duque a España coincidió con la muerte de José Patiño, lo que propició su nombramiento como decano del Consejo de Guerra, con el título de ministro. Se trataba de un puesto de carácter militar, encargado de la administración del Ejército excepto las tropas de la Guardia Real, y subordinado al Secretario de la Guerra. En los cuatro años que ocupó el cargo luchó contra los privilegios de la Guardia Real, con el objetivo de que se administraran de forma análoga al resto de los cuerpos, e intentó regular el reclutamiento y organización de los regimientos “de naciones” –valones, italianos e irlandeses-, que aún tenían reminiscencias previas a las reformas borbónicas de treinta años atrás. En conjunto, su gestión fue un intento de centralización de los diferentes ramos del ejército bajo una dirección administrativa única. Ello suponía una amenaza seria para diversos grupos privilegiados, por lo que se encontró con grandes resistencias. Sin embargo, puede considerarse un precedente de la gran reforma realizada por el 92 Armas y Cuerpos Nº 139 ISSN 2445-0359


ArmasCuerpos_139
To see the actual publication please follow the link above