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Nacional para mejorar las condiciones laborales. El general implantó en España la previsión 32 social, con el objetivo de proteger a los obreros del trabajo que realizaban en las empresas, lo que le dotó de una experiencia que le llevó a impartir conferencias por toda España. Es así como se redactó el primer Reglamento de Seguridad e Higiene en el Trabajo en 1902, unas normas de taller en las que se explicaba, por ejemplo, la forma de usar los compuestos para evitar los accidentes y enfermedades profesionales. Es el «germen de la legislación laboral española», asegura Bordonado. Estos avances le llevaron a su designación para ocupar la Jefatura de Inspección tras la creación del Instituto de Reformas Sociales en 1903. Apenas tres años más tarde, fundó el Cuerpo de Inspección de Trabajo, en 1906, con funcionarios procedentes de otros cuerpos, además de los propios militares. En él había juristas, médicos o ingenieros, provenientes de diferentes disciplinas con el objetivo de garantizar la atención a las necesidades que se presentaban. El general marcó un nuevo hito en 1911, cuando presidió el Instituto Nacional de Previsión —que ahora concierne el sistema actual de pensiones—, en sustitución de Eduardo Dato. Una época en la que reflejó su alta preocupación por los huérfanos y las viudas, hacia quienes sentía empatía, ya que procedía de una familia de militares con muchos caídos y confiaba en la posibilidad de paliar las consecuencias de estas pérdidas. Su vocación de servicio le impulsó para dar acceso a la cultura a la clase obrera, a través de cursos gratuitos de extensión universitaria. De nuevo, se trataba de una muestra El Laboratorio de Material de Ingenieros del Ejército en 1897


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