Page 13

RHM_extra_II_2018_

Art. 4º. Las escarapelas que en lo sucesivo usen los que por su categoría o empleo deban llevarlas, cualquiera que sea la clase a que pertenezcan, serán de los mismos colores que las expresadas banderas. Art. 5º. Los adjuntos modelos se circularán por todos los ministerios a sus respectivas dependencias, para que por todos los individuos del Estado sean conocidas y observadas las disposiciones contenidas en este decreto”. El R.D. por tanto dispone la sustitución de todas las enseñas del Ejército por otras nuevas rojigualdas, colores hasta entonces utilizados por la Armada y por algunos Batallones de la Milicia Nacional, ya que habían ido tomando carácter de símbolo liberal, frente a las blancas, también utilizadas por los carlistas durante la pasada Guerra Civil. Por el citado R.D. en adelante las banderas deberían ser todas rojigualdas, de 1,47 x 1,47 m, con un escudo circular en el centro con las armas Reales, reducidas al cuartelado de Castilla y León, con las lises en su centro y la granada en punta, rodeado por una inscripción en letras negras con el Arma, número y batallón del Regimiento. Desaparecen, pues, las banderas Coronelas y sencillas. Las corbatas entonces serán dos, una amarilla y otra roja, y además aquellos regimientos que antes usasen banderas moradas podrían usar otra corbata de dicho color como distintivo. En cuanto a la escarapela, decreta que las escarapelas de todos los cuerpos del Ejército español tengan los colores rojo y amarillo, aunque sobre ello habrá importantes opiniones polémicas como la de Cánovas, luego ampliamente difundida por ejemplo por Fernández Duro en sus “Tradiciones infundadas”. Posteriormente, dos días más tarde, por R.O. de 15 de octubre de 1843, se dispone que las astas y portabanderas debían ir forradas de terciopelo morado, y luego, el R.D. de 28 de diciembre de 1843 se ordena añadir la Cruz de Borgoña por debajo del escudo. Finalmente, en 1844 se autorizó al Regimiento de Infantería de San Fernando a bordar en sus cuatro esquinas un óvalo con una llave, en recuerdo de la toma del castillo de Figueras, en 1811. Ya en 1850 en el lema que rodea al escudo central se escribe, además del número del Regimiento, el nombre. Pese a lo dispuesto anteriormente, la adopción real de las nuevas banderas rojigualdas de infantería no se finalizó hasta 1846, y el Regimiento de la Reina Gobernadora seguiría usando las suyas blancas hasta 1854, mientras que el del Rey, por concesión de 1851, no abandonaría su Coronela morada hasta 1931.


RHM_extra_II_2018_
To see the actual publication please follow the link above