MEMORIAL DE INGENIEROS N.º 101 122Noticias de la Academia Las bandas de guerra empezaron a tocar marchas militares y en varias agrupaciones los soldados comenzaron a entonar himnos. A partir de este momento todos empezamos a disfrutar de este día como lo que realmente es, una festividad nacional, mientras esperábamos con ansia el momento de ponernos en marcha. Supimos que todo comenzaba cuando los motores de los vehículos arrancaron, y a partir de ahí todo pasó muy rápido. A nuestro paso escuchábamos de fondo los aplausos y a la gente vitoreando, provocando que se nos erizase la piel y que el peso del fusil desapareciese por completo. No habíamos dado nunca antes paso más firme, marchado con la cabeza más alta, ni braceado con más energía. A nuestro paso por tribuna, en el punto culminante del desfile, entonamos el “¡Viva!” más sonoro y sentido que jamás haya salido de nuestros corazones. Con seguridad éste ha sido para todos nosotros el desfile de nuestras vidas. Además, para mí, se cumplía un sueño que tuve desde mi infancia. De vuelta a la Academia en los autobuses experimenté la verdadera “satisfacción del deber cumplido”.
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