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HISTORIA radores de Barret, que neutralizan los orígenes 64 de fuego que les tenían fijados. En ese preciso momento, «¡humo rojo!, ¡no puede ser!, ¡tenemos una baja!» El CLP Fraile, mientras apoyaba con su ametralladora a sus compañeros, ha recibido varios impactos de bala en las dos piernas. Son las 10.16 cuando el sargento 1º Montesinos, señaliza la posición del herido con un bote de humo rojo. El caballero legionario paracaidista Moyano se agacha sobre él para protegerlo. Están recibiendo disparos por todos lados. Moyano intenta arrastrar a Fraile para sacarlo de la zona de muerte. Entonces, el sargento Puche corre hacia su posición y entre los dos lo mueven. Fraile saca fuerzas del acero que lleva en las piernas y consigue saltar con ayuda de sus compañeros y se ponen a cubierto. El resto de la compañía, dándoles protección, bate por el fuego a cuantos intentan acabar con sus vidas. Rápido actúa todo el pelotón poniendo sendos torniquetes en las piernas atravesadas por los disparos y el dolor. Nadie se queda atrás. El equipo de evacuación médica (MEDEVAC), ya está en camino. A Ludina sólo sube el viento, y eso que un viejo del lugar contaba que también subían los sueños. El fuego enemigo y la violencia del combate no ceja. El humo rojo pinta el aire y el viento lo pega al calendario. El enemigo está a escasos 500 metros. El fuego de la insurgencia continúa sin descanso ni empeño, pero es respondido por todos los componentes de la unidad con precisión, no cediendo ni un milímetro del terreno a pesar de la intensidad del fuego y de las escarpadas colinas, favorables en ese momento a la insurgencia. Los insurgentes están siendo batidos por los paracaidistas con la paciencia de las estrellas y con las pausas medidas que vuelan por las transmisiones en forma de órdenes. El capitán sabe que toda su unidad ha hecho un gran trabajo, y piensa que hay pocos como ellos. Mientras, en ese momento, entra de nuevo en zona el apoyo aéreo. Son las 10.40. El aire se llena de sonidos, silbidos de bala, órdenes a voz en grito, rotores de helicóptero…y explosiones, muchas explosiones. Tras las explosiones, algunas de ellas a menos de 1.000 metros de sus posiciones, solo se escucha el silencio… Son las once. Fraile es evacuado, se recuperará. El capitán recuerda lo pasado y piensa: «Si alguna vez cuentan mi historia, que digan que caminé junto a gigantes». Entonces llega la orden: «Krusty para toda la malla, iniciamos movimiento de vuelta». Misión cumplida, a Ludina ya no sólo sube el viento. Por esta acción de combate fueron concedidas: ‹ 6 Cruces del Mérito Militar con distintivo rojo (en próximos números). ‹ 4 Citaciones en la Orden General. ‹ 17 Acreditaciones de Valor. ‹ 25 Hechos de Armas. ¢


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