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EL TENIENTE GENERAL JOSÉ DE ROJAS Y RECAÑO ANGULO, PRIMER CAPITÁN... Su aprobación fue inmediata por real orden de 14 de enero, la cual prevenía que «se tome con el mayor calor esta obra para finalizarla cuanto antes fuese posible, bajo el concepto de que no ha de emprenderse otra alguna hasta su total conclusión (17)». Si bien a mediados de año se había adelantado mucho, se consideró que el proyecto de conducir el agua de la fuente de la Perdiz, además de ser muy costoso, no suministraría el caudal suficiente, por lo que se acordó extraerla «con bomba del manantial o pozo que hay en el Arsenal cercano a la grada de construir jabeques y de que en el día se sirven los presidiarios» (18), cuyo presupuesto, que ascendió a 99.000 reales, junto con la petición de que se hiciera por asiento por su urgencia, se elevó a la superioridad (19). Nada sabemos de su total ocupación, pero sí conocemos que en la junta celebrada el 8 de mayo se trató «que cuando esté listo el nuevo cuartel de presidiarios puedan pasar a él los que aún se hallan en el antiguo», ante la necesidad de desocupar del todo los almacenes destinados a este menester, además de que «se dé para cuerpo de guardia el tinglado o cuartelillo que ocupan hoy los muchachos presidiarios, quienes deberán trasladarse al nuevo cuartel de esto alojándolos con la separación que corresponda » (20). Pero de que la actividad del cuartel de presidiarios y esclavos era completa nos da idea el acuerdo de la junta para que la nueva capilla, que ya figuraba en los planos diseñados por el ingeniero de Marina Fernando Seydel, situada en el centro de la planta baja de la zona sur del edificio, «se enluzca con yeso blanco; que se pinte el frontal; y que se forme un pequeño retablo para colocar la imagen de María Santísima en el paso de los Dolores» (21). Y es que la capilla portátil existente y el lugar donde se celebraba la misa no agradaban mucho a los capellanes del arsenal, por lo que, transcurridos cinco años de su establecimiento, solicitaron al ministro de Marina, don Antonio valdés, que se construyera de obra «para todos los ministerios propios de la Religión», atendiendo dicha petición con una real orden de 6 de septiembre de 1785 y acordando la junta que se situara en el cuartel de presidiarios con un presupuesto de 18.290 reales y 12 maravedíes (22). Las últimas referencias a su estado las encontramos en los primeros meses de 1787, aunque no podemos deducir de ellas si ya habían sido trasladados los presidiarios (23), refiriéndose concretamente una de ellas al acuerdo de, «para (17)  ANC, LAJD, t. 11, sesión de 18 de enero de 1785. (18)  ANC, LAJD, t. 12, sesión de 27 de julio de 1785. (19)  Ibídem, 4 de enero de 1786. (20)  Ib., 8 de mayo de 1786. (21)  ANC, LAJD, t. 13, sesión 25 de octubre de 1786. (22)  MARINERO, Juan: «El Arsenal de Cartagena (x). La Capilla», en El Porvenir, 25 de mayo de 1929. (23)  íDEM: «El Arsenal de Cartagena (xIv). Cuartel de presidiarios», en El Porvenir, 19 de junio de 1929. En 1 de julio de 1786 trabajaban en las faenas de este Arsenal 2.530 presidiarios, distribuidos en las siguiente ocupaciones: 690 virando bombas, 151 en la fábrica de jarcias, 17 atizadores para la bomba del fuego y carro para la limpieza, 14 en la lancha de ingenieros y 21 en las de la maestranza, 67 en el taller de herreros y 51 en el de armería, 11 en el torno, 151 en la Año 2019 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 65


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