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dossier ces de definir estrategias, intervenciones y por tanto inversiones que supongan un verdadero ahorro y beneficio. Lo anterior es básico y además uno de los mayores retos a que nos enfrentamos (Johnson & Sian, 2000). Los gastos se convierten entonces en ahorro y beneficio, pero también se convierten en una medida fiable de la efectividad de las intervenciones de mitigación de riesgos, mayor limitación de los actuales SMS. Ahora bien, no solo hay que decirlo, sino que hay que demostrarlo, tanto el retorno de la inversión como la mejora de nuestros estándares de seguridad. Hay que probar que a mayor seguridad mayor producción y para ello necesitamos poder calcular el ROI. Si bien existen varias metodologías la aproximación más adecuada en aviación sea la propuesta por el doctor William B. Johnson6, en la que el cálculo del ROI se apoya en los costes asociados a un determinado suceso, los de subsanación, reparación o reposición y la probabilidad de éxito de nuestra intervención en seguridad. Esta aproximación ha sido analizada, revisada y validada por prestigiosos economistas (Johnson & Avers, 2012). Es tan sencilla que todo el mundo talón de Aquiles de estos sistemas: inversión y dedicación. No basta con concluir con medidas de mitigación, tenemos la obligación de saber si funcionan. Esto no es imposible, pero solo es posible mediante una aproximación correcta al factor humano. Alcanzar ese ansiado estado en el que la posibilidad de dañar a las personas o al material se mantenga en un nivel aceptable o por debajo del mismo, mediante un proceso continuo de identificación de peligros y gestión de riesgos de la seguridad operacional, pasa por humanizar el sistema y nuestras organizaciones, que no es otra cosa que confiar en el elemento humano, la parte más valiosa del sistema, la más vulnerable, pero también la más flexible. Es asumir abiertamente el error humano como norma de actuación y profundizar en nuestras relaciones interpersonales, con la tecnología, los equipos, el entrenamiento, los procedimientos y el entorno en el que desempeñamos nuestras funciones; en definitiva, comprender el verdadero alcance e implicación del factor humano en nuestras organizaciones. n Personal de mantenimiento del P-3 Orion. Imagen: web del Ejército del Aire REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Mayo 2019 389


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