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Guardiamarina aferrando la cruz. …y es que hoy su ejemplo sigue vivo en el recuerdo y sirve de estímulo para que, los que tenemos el deber de servir a España y a Colombia, sepamos hacerlo con el mismo valor, lealtad y generosidad que aquellos que nos precedieron». El acto castrense, sencillo pero muy emotivo, contó con la participación, además de los guardiamarinas y cadetes, de las unidades de música de ambas armadas y de un pelotón de gaiteros de la ARC. A su inicio se interpretaron los himnos nacionales de ambos países y previo a su finalización se cantaron los himnos de ambas armadas. La parte central fue la suma de lo más solemne de ambos ceremoniales marítimos, con el minuto de silencio de la ARC interpretado por su unidad de gaiteros y la ofrenda de la corona a los pies de la estatua de Blas de Lezo, mientras se entonaba «La muerte no es el final», que fue concluida con la salva de fusilería a cargo de los gastadores del Juan Sebastián de Elcano. Sin embargo, es son nuestros particulares cronistas, los guardiamarinas Guillermo Ferraz y Miguel Sánchez, los que una vez más despiertan nuestro respeto al referirse, en su crónica semanal Tu Primus, con gran maestría acerca de este homenaje: «Como no podía ser de otra manera, si estábamos en la tierra donde España arrodilló a Inglaterra a los ojos del mundo, debíamos rendir homenaje a la plaza donde el Almirante Don Blas de Lezo y todos sus soldados y combatientes derrotaron en una minoría abismal a una de las escuadras navales más grandes jamás destacadas hasta entonces. El final se lo saben, victoria para los españoles y el Almirante Vermont escribiendo la famosa frase «God damn you Lezo» (que Dios te maldiga, Lezo). No fue así, ya que el Almirante murió tiempo después imbatido en todas sus batallas y siendo un orgullo para nuestra nación». El día 05 de marzo tenía lugar un último acto a bordo del «Elcano», se firmaban las minutas de la III Comisión Mixta Hispano Colombiana, con el VA. Ignacio Horcada Rubio al frente de la delegación española. Durante los días que nuestro «Embajador y Navegante» permaneció atracado en Cartagena de Indias, estuvo iluminado con la bandera de España, realizando un tributo al almirante Blas de Lezo, en la misma bahía en la que la flota inglesa sufriera la mayor derrota y humillación de su historia. Finalmente, el día 06 de marzo el Juan Sebastián de Elcano se hacía a la mar, rumbo a Veracruz (Méjico) y de todo lo acontecido a partir de ese momento daremos cumplida cuenta en nuestro próximo número del BIP. Trinidad Ambrona BIP 15 Gastadores del Juan Sebastián de Elcano. dida por el embajador de España en la República de Colombia, D. Pablo Gómez de Olea Bustinza que además fue uno de los 82 jurandos. También hubo jornadas de puertas abiertas, recibiéndose un total de 1.618 visitas. En lo que concierne a homenajes, se celebraron dos conjuntos con la Armada colombiana. En la mañana del día 2 de marzo al almirante Blas de Lezo, en la estatua que se encuentra a los pies del fuerte de San Felipe de Barajas. Y el miércoles 6, en el Museo Naval del Caribe, donde se materializó la entrega a la ARC de un ancla donada por la Armada española, como símbolo de la unión entre ambas armadas y en recuerdo del navegante y cartógrafo español Juan de la Cosa, fallecido en Turbaco, ciudad próxima a Cartagena. Referente al homenaje al insigne marino español, teniente general Blas de Lezo y Olavarrieta, comunmente conocido como «medio hombre», y en el mismo escenario en que se escribió una de las páginas más gloriosas de la historia de España, decir que contó con la presencia por parte española del embajador de España en la República de Colombia D. Pablo Gómez de Olea Bustinza, el Secretario de la Comisión para la celebración del V Centenario de la Primera Circunnavegación al Mundo, vicealmirante Ignacio Horcada Rubio y el Comandante del buque-escuela CN. Ignacio Paz García. Y, por parte colombiana, el Director de la Escuela Naval de Cadetes «Almirante Padilla», contralmirante Francisco Hernando Cubides Granados. El acto se realizó de forma conjunta con la ARC, manifestando, además del respeto por el gran héroe y los soldados y marinos que combatieron a sus órdenes, la unión, respeto y camaradería existente entre ambas armadas y entre ambos países. La reseña histórica leída durante el homenaje recogía, entre otras ideas, las siguientes: «En defensa del honor de España, impuso su ley en los mares y dejó jirones de su cuerpo combatiendo por su Rey y su Bandera. Invicto siempre en la batallas, sus gestas crearon fama y el relato de todas ellas excedería el tiempo de una ceremonia como la que nos reúne… Pero fue aquí, en las aguas y ante los muros de Cartagena, donde quiso el Destino que Blas de Lezo rubricara su impecable historial con una gesta inmortal…


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