BIBLIOGRAFÍA Cabe destacar las páginas dedicadas a las fuerzas de defensa israelíes y a los conflictos de Corea y, sobre todo, Vietnam (con el significativo título de “El tigre de papel”) con sus lecciones pronto olvidadas – tal vez nunca aprendidas- y que corremos el riesgo (el conjunto de los ejércitos occidentales) de repetir frente a un enemigo con unas mínimas capacidades. Una de los méritos de los autores es el reconocimiento del erróneo planteamiento estadounidense al alinear una infantería mediocre cuya actuación en numerosas ocasiones dependería de la superioridad del apoyo de fuego y que se pagó muy caro, incluyendo la derrota. Hay notables excepciones, pero institucionalmente no han sido ejemplo. Tomen la cita que Patton extrajo de un general francés: “A más pobre es la infantería, más artillería necesita; la infantería estadounidense necesita toda la Hace no tanto tiempo el JEME estadounidense, Tte. general Mark A. Millie, refiriéndose al Mando Orientado a la Misión, aludía a la conveniencia de incumplir aquellas órdenes que no eran válidas, pero resulta dudoso que esto pueda hacerse adecuadamente sin que esa filosofía de mando sea realmente interiorizada por los mandos, una senda larga y estrecha. Los autores renuncian al debate sobre el momento exacto en que fue asumida por el ejército alemán (¿Federico? ¿Scharnhorst? ¿Moltke?), pero le dedican la debida atención a este tema, por ejemplo en los siguientes párrafos: “Se esperaba de las unidades que encontrasen resistencia, por ejemplo, que dejasen el sector que se les había asignado y que siguiesen a cualquiera de sus vecinos que estuviese progresando con más facilidad”. “Este comportamiento que en otros ejércitos podría terminar en un consejo de guerra, requería de los líderes un inusual grado de inteligencia y ese carácter peculiar ... un cierto deseo de aceptar o, más particularmente, disfrutar de la responsabilidad”. “Lo que está claro es que se esperaba que el soldado alemán hiciera lo que la situación requiriese en un grado inusitado en otros ejércitos”. La inacción cuando la situación requería actuar se consideraba más grave que decidir erróneamente. En casos extremos, esa filosofía requería que un soldado desobedeciera órdenes inconsistentes con la situación.” Uno de los pocos libros que todo mando de infantería debería leer y aprovechar su contenido para la reflexión. 117 que han constituido la base de la guerra moderna hasta el s. XXI (defensa en profundidad frente al refuerzo de la primera línea, descenso en el nivel orgánico de la cooperación interarmas, importancia de la responsabilidad de los mandos de las pequeñas unidades - pelotón incluido - y de la maniobra hasta ese mismo nivel, problemas de la búsqueda de la sincronización, error del axioma “la artillería conquista, la infantería ocupa” (sin menospreciar nunca el papel de la primera) e importancia de disponer de una buena infantería que se va a materializar en las tácticas de las unidades especializadas de asalto Stosstruppen o la defensa en contrapendiente, tan apropiada para evitar la eficacia artillera y sacar rendimiento de las ametralladoras y al terreno del frente occidental etc.). Sin embargo, el problema que presenta una defensa continua con cierta profundidad3, luego imitada con más o menos acierto por los diferentes ejércitos, no llega a resolverse por su combinación con el excelente movimiento de las reservas francesas. El pago por no adaptarse fue especialmente escalofriante para los británicos (300 000 hombres y la destrucción de su capacidad de resistencia) les haría recibir el fin de la contienda con el alivio de poder “volver a la milicia real”, las guerras coloniales. No se pierdan la actuación del sargento Grund en 1918. English y Gudmundsson evitan los tópicos sobre la SGM que en la época de publicación aún contaban con predicamento, destacando el papel de la infantería, vital en 1940 contra lo que aún creen muchos. La campaña de Francia, está excelentemente analizada para la época, es especialmente recomendable y en ella es fácil apreciar las ventajas del mando orientado a la misión, no solo en su concepción, sino en la flexibilidad para adaptarse con una enorme rapidez a numerosos problemas que podían haber hecho descarrilar a otros ejércitos. Acertadamente, dedica especial atención a la segunda fase de la campaña, normalmente considerada una mera consecuencia de la primera, pero que brinda mejores lecciones, gracias a la actuación del ET francés. El análisis de las tácticas rusas también ofrece perspectivas de gran interés. No resulta posible resumir este libro, pero sí destacar que recoge unas constantes históricas positivas (adaptación, incorporación de nuevas armas, liderazgo, iniciativa, imaginación, sentido táctico, importancia de las pequeñas unidades, movilidad, flexibilidad, terreno, y un largo etcétera) y otras negativas (falta de espíritu crítico, sobrevaloración del fuego y de la tecnología, desprecio de la necesidad de contar con tropas de calidad de primera línea – con las consecuencias de no hacerlo – negación de la realidad, etc.). Eso sí, adoptan un sin número de variantes conforme evolucionan los escenarios, el armamento y la organización de los propios ejércitos. que pueda conseguir”. 3 Nótese que hasta fechas bien recientes se hace hincapié en la importancia de detener el ataque lo más a vanguardia posible (una tendencia instintiva que proporciona una sensación de seguridad y que exime de la responsabilidad inherente al dinamismo, donde hay que maniobrar con flexibilidad).
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