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INVESTIGACIÓN Y ANÁLISIS. LECCIONES APRENDIDAS que un año de operaciones en Irak equivalía, para un carro M1A2, a cinco de adiestramiento en tiempo de paz.28 Las tasas de desgaste de material en OIF fueron relativamente bajas, pero la pérdida acumulada en el tiempo por daño de combate y uso intenso fue significativa. El ejército norteamericano estimó que un 2% de los vehículos de cadenas se perdía por ese desgaste, y porque su reparación ya no resultaba rentable.29 El mantenimiento resultó un problema crónico por la falta de especialistas en número suficiente, y por una persistente escasez de piezas de repuesto provocada por una deficiente acumulación derivada de la convicción de que la fase de operaciones principales sería breve, y de que no sería necesario apoyar una estancia prolongada en Irak.30 Esta situación obligó a recurrir con frecuencia a la canibalización de vehículos fuera de servicio.31 El abastecimiento de carburante resultó ser un problema menor del esperado. En general, no constituyó una dificultad durante la operación, si bien se experimentaron problemas puntuales relacionados por el excesivo consumo imprevisto, causado por una congestión de las vías de comunicación en los primeros compases de la ofensiva que obligó a muchos vehículos pesados a hacer largos recorridos campo a través, o por la inesperada mala viabilidad del terreno en amplias zonas de Irak, aparentemente francas para el avance de medios cadenas, pero que, por su carácter pantanoso, resultaron ser trampas en las que los vehículos se hundían, debiendo ser recuperados con gran esfuerzo. Este fue el caso, por ejemplo, del Batallón I/2 de la TF Tarawa, que debió repostar prematuramente sus carros de combate en el momento en que iniciaba la conquista de los puentes sobre el Éufrates y el Canal de Saddam, perdiéndolos en el momento crucial. La adecuada planificación logística, que dotó a las unidades de primer escalón de una capacidad supletoria de cisternas, y que se anticipó al problema con el despliegue de la Base Logística Avanzada Bushmaster en la zona del objetivo RAMS en An Najaf, fue determinante en este sentido. El municionamiento de carros de combate también presentó algunos problemas. Consecuentes con el planeamiento, las unidades habían acumularon, fundamentalmente, municiones del tipo Alto Explosivo Contracarro (HEAT) y flecha, ambas altamente eficaces contra medios 28 Íbid., 4. 29 Íbid., 5. 30 Íbid., 6. 31 Gordon IV y Pirnie, 86. 32 John Gordon IV y Bruce R. Pirnie, “’Everybody Wanted Tanks.’ Heavy Forces in Operation Iraqi Freedom,” Joint Forces Quarterly, No. 39, (4th Trimestre 2005), 86. 76 acorazados, pero no totalmente adecuadas contra personal al descubierto o poco protegido. A esos efectos, la munición MPAT (Multi-purpose Anti-Tank) resultó más eficaz, aunque, infelizmente, la disponibilidad de ese tipo de munición no era alta, lo que forzó un incremento del uso de munición de ametralladora pesada y coaxial para suplir esa limitación.32 CONCLUSIONES FINALES La experiencia recogida durante la ofensiva de 2003 sobre Bagdad evidenció que los medios acorazados y mecanizados son tan esenciales hoy como lo fueron en el pasado. La convicción de que el fin del orden internacional que rigió durante la Guerra Fría daría paso a un nuevo escenario estratégico que los haría innecesarios, resultó una vana ilusión que cayó poco después de disiparse el humo de los atentados del once de septiembre de 2001. Durante la invasión de Irak, los carros de combate, en combinación con los vehículos de combate acorazados, descollaron como los elementos resolutivos en un entorno tan poco definido como el que vivieron las fuerzas norteamericanas durante la ofensiva. Su importancia se vio aún más realzada, si cabe, cuando la ofensiva dio lugar a una larga fase de estabilización, en la que volvieron a ser esenciales, incluso en entornos urbanos. Esta revalorización de los medios pesados derivada de la experiencia de la guerra de Irak se ve corroborada actualmente por un ascenso de China y Rusia al rango de potencias globales que contiene un alto potencial de confrontación con el mundo de las democracias liberales. Después de largos años en los que los ejércitos occidentales han estado orientando su esfuerzo a las operaciones de contrainsurgencia, surgen en el horizonte dos potencias que rivalizan con los Estados Unidos en el liderazgo global que hasta ahora mantenía este país de forma indisputada, y que están reforzando para ello sus respectivas capacidades militares. La posibilidad del retorno de las operaciones militares convencionales resurge y, con ella, la importancia de los medios pesados, los verdaderamente resolutivos en ese tipo de operaciones. Iraqi Freedom constituye una interesante fuente de lecciones sobre el empleo de medios acorazados porque es el caso más reciente de empleo a gran escala de carros de combate y de infantería mecanizada. Las enseñanzas


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