MISCELÁNEA Soldado del Batallón Ligero de Cataluña núm. 1 (1812) (The New York Public Library) Nació en La Habana (Cuba) en 1804, siendo sus padres el capitán don Ignacio Riquelme y doña Antonia María de Haro. En el mes de enero de 1819 le fue concedida la gracia de cadete en el Regimiento de Infantería de La Habana, de guarnición en esta Plaza, del que en el mes de septiembre siguiente pasó trasladado al Batallón Ligero de Cataluña núm. 1, en el que en julio de 1823 sería promovido a subteniente. El 27 de noviembre de 1821 embarcó hacia el castillo de San Juan de Ulúa (Méjico), donde se puso a las órdenes del segundo comandante don Ignacio Castellá, permaneciendo destacado hasta el 11 de julio de 1822, que regresó 90 a La Habana. El 15 de enero de 1825 embarcó de nuevo hacia el castillo de San Juan de Ulúa, desembarcando el 28 y permaneciendo en él hasta el 18 de noviembre, día en el que, por falta de víveres y debido a la gran cantidad de bajas producidas por el escorbuto, los restos de la guarnición se vieron obligados a capitular con el enemigo Tras regresar a La Habana, a partir de 1826 prestó servicio de guarnición en esta Plaza y en la de San Antonio Abad. Por real orden de 9 de febrero de 1927 se le concedió la Cruz de San Fernando de 2ª clase, Laureada, como premio a la heroica resistencia mantenida en el castillo de San Juan de Ulúa. Les fue concedida igual recompensa a un total de ciento veintisiete jefes, oficiales y tropa pertenecientes al Batallón Expedicionario de Cataluña núm. 1 y a treinta y ocho de otros Cuerpos, que habían sobrevivido a la defensa del castillo. En julio de 1834 se le concedió la licencia indefinida ROCA FEBRER, Juan Bautista. Capitán gobernador militar de Solsona. Cruz de 2ª clase, Laureada. Real orden de 12 de diciembre de 1840 y real cédula de 30 de octubre de 1841 (AGM, Sc. 1ª legajo R-1462; AGM, SF, legajo 1773; AGM, Libro índice de Caballeros de San Fernando). Primera Guerra Carlista. Defensa de Solsona (Lérida), del 21 de abril al 2 de mayo de 1837. Conducción de un convoy a Solsona En la noche del 20 al 21 de mayo de 1837 Tristany penetró por sorpresa en Solsona y se atrincheró en la casa-fuerte, invadiendo a continuación las tropas la población hasta ser detenidos por los nacionales que defendían el convento de monjas, que recibió noventa cañonazos y que tras doce días de asedio, durante los cuales no dispusieron de agua ni víveres y tuvieron que beber sus propios orines una vez filtrados por el boticario que estaba con ellos, fueron liberados por el barón de Meer. Le fue concedida la Cruz tras el correspondiente juicio contradictorio.
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